Reunión
del Comité del Partido de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanísticas
de
la Univseridad de Oriente. La preside su Secretaria General, Gabriela Duarte.
Están
persentes todos los militantes del Departamento de Literatura: Elvira, Oscar,
Liliana,
Adita, Milagros, y la doctora Reyes. Además están casi todos los militantes
del
resto de los Departamentos de esa Facultad. Unico punto a discutir: la actitud
de
la profesora Marnia Brauet Infante, que no se encuentra, porque no ha sido
citada.
--Yo
creo que no es necesario hacer un recuento histórico de la permanencia de la
compañera
Brauet en la Universidad -dice Gabriela, mirando las caras de los que le
prestan
atención-, puesto que todos los aquí presentes la conocen, sobre todo sus
compañeros
de Literatura. Pienso que lo que debemos tratar es la actitud asumida
por
ella en la pasada asamblea extraordinaria, donde se expresó en una forma,
como
todos recordarán, que de ninguna manera podemos aceptar. Ustedes deben
recordar
las cosas que se atrevió a decir.
--Yo
creo -habla Elvira, muy seria-, que el problema de esa compañera, si es que se
le
puede llamar compañera, no es nuevo. Ella viene arrastrando serios problemas
ideológicos
y muchas incomprensiones políticas desde el mismo primer día que
entró
en la Universidad, sólo que a medida que ha avanzado, que ha ido cogiendo
fuerza,
cogiendo confianza, y se ha ganado más o menos un lugar aquí, sobre todo
entre
sus alumnos, ella se ha ido envalentonando, se ha situado por encima de la
norma,
y se ha lanzado, abiertamente ya, a un enfrentamiento con el Partido y con
las
normas establecidas en nuestro plantel, y eso ha ocasionado serios trastornos,
pues
siempre se está señalando como una gente conflictiva, como una gente
contestataria,
como si viviera fuera del control y la organización establecida aquí y
que
todos aceptamos disciplinadamente.
Un
minuto de silencio. Pero los militantes saben que tienen que opinar, uno por
uno,
especialmente
los de Literatura, y no hay excusa que se acepte para ninguna
abstención.
Liliana pide la palabra.
--Yo
estoy de acuerdo, compañeros, en que la actitud de Marnia no fue la mejor,
incluso
creo que se le debe hacer una amonestación en el Departamento, pero me
parece
que no es correcto el trato que le han dado las compañeras Gabriela y
Elvira,
porque oyéndolas, parece que estuviéramos hablando de algún enemigo, y
Marnia,
compañeros, no es ningún enemigo.
--Un
incidental, Liliana -Elvira habla sin pedir la palabra-, aquí nadie dijo que
Marnia
fuera
un enemigo...
--Pero
por lo que tú y Gabriela han dicho -interrumpe Liliana-, eso es lo que parece.
--Elvira
tiene razón, Liliana. Ella y yo sólo nos hemos referido al comportamiento de
Marnia
en la asamblea, que repito: no fue correcto, y además, su actitud está
creando
una situación incómoda para nosotros, pues se está saliendo de los
parámetros
establecidos para cualquier profesor en este plantel. Eso es todo. Me
gustaría
oír las opiniones de sus otros compañeros.
Oscar
levanta la mano.
--No,
yo pienso igual, lo que le pasa a Marnia es que a pesar de las orientciones que
nosotros
siempre le hemos dado, ella se empeña en colocarse, por decirlo de algún
modo,
como un ente aparte, un ente independiente, fuera del colectivo, que
puede
decir y hacer y emitir opiniones liberales sin guiarse por las normas y...
--Mira,
Oscar -interrumpe Liliana-, no es que yo quiera asumir aquí la posición de ser
la
abogada defensora de Marnia, que por otra parte, yo creo que debería estar
aquí
presente -Gabriela y Elvira se miran compincheramente-, pero me parece que
ella
sólo está cumpliendo con lo que ella considera su deber, independientemente
de
que esté o no haciendo lo correcto, por eso cuando algún alumno le pregunta
algo,
ella le responde atendiendo únicamente a su criterio, y eso...
--Eso
es precisamente lo que estamos impugnando, Liliana -dice Elvira, mirándola
fijamente-,
eso: que Marnia no se guía por nuestras orientaciones y dice y hace lo
que
le da la gana.
Murmullos.
Cigarros. Humo. Adita pide la palabra.
--Miren,
compañeros: yo fui orientada por el Partido para atender a esa compañera,
para
hacer un trabajo político con ella, y en todo ese tiempo les puedo decir que
ella
reaccionó más o menos aceptablemente, sólo que... sólo que por cuestión de
carácter,
tal vez de su personalidad, ella a veces se ha ido por la tangente, y es
verdad
que es muy impetuosa, y que le gusta decir siempre lo que piensa, pero...
--¿Y
decir lo que se piensa es un pecado? -prgunta Milagros, muy tranquilamente.
--Milagros,
¿tú crees que siempre puedes decir todo lo que tú piensas, sobre todo a
tus
alumnos? ¿Tú crees que eso está corecto?
Gabriela
se le queda mirando unos segundos. Milagros mueve la cabeza, pero
guarda
silencio. Gabriela se dirige a la masa.
--Quisiera
oír más opiniones.
La
doctora Morell, invitada a la reunión, ya que no es militante, pide la palabra.
--Yo
he ayudado mucho a Marnia. Mejor dicho, he intentado mucho ayudarla, sobre
todo
últimamente. Pero ella... la verdad... no se deja ayudar demasiado. Ahora
mismo,
con eso de su ausencia del tabajo...
--Pero
doctora -interviene Liliana-, Marnia ha estado mala en las últimas semanas, ha
ido
incluso al médico, no es que haya querido faltar por gusto...
--Sí,
tienes razón, yo me refería a que no ha respondido a las llamadas que le hemos
hecho
para que venga a aclarar su situación, y el caos que tenemos en Literatura
todos
lo conocen.
La
doctora Reyes levanta la mano.
--Me
parece que se está desvirtuando esta reunión. Aquí lo que tenemos que hacer
es
tomar una medida con esa compañera, y no teorizar tanto. No estamos
discutiendo
sus ausencias, justificadas o no, sino su comportamiento, su actitud. Eso
es
lo que tenemos que analizar y resolver.
Un
silencio casi absoluto sigue a las palabras de la nueva Decana. Milagros
registra
su
agenda, la doctora Morell mueve los hombros, los demás asistentes cambian
miradas
y comentan en susurros. Un militante de Idiomas pide la palabra.
--Aunque
yo no tengo trato directo con esa compañera, pienso que se está
exagerando
sobre su actitud -algunos profesores de Literatura y de Idiomas se miran
con
sorna, pues se comenta que ese profesor está medio enamorado de Marnia, y
la
asedia con bastante indiscreción-, pues la compañera, según tengo entendido, es
una
excelente profesora que imparte sus clases muy correctamente, se lleva bien
con
sus alumnos... -hace una pausa y mira a Gabriela y a Elvira-. Ahora bien, que
se
expresa
de esta forma y de esta otra... bueno, eso es muy discutible, y mientras no
haga
nada en contra de la Revolución...
--Yo
quiero aclarar -Oscar lanza una bocanada de humo que envuelve a Adita y le
hace
carraspear la garganta- que como sindicato, nosotros le hemos orientado
algunas
tareas y aunque con sus limitaciones, las ha cumplido. En eso yo no veo
problemas.
--Y
en cuanto a la entrega de documentos -Milagros sigue hablando con toda su
calma-,
mientras yo fui Decana, no tengo quejas de ella.
Silencio.
Gabriela mueve sus papeles, Elvira golpea la mesa con sus dedos, los
demás
esperan. Adita pide la palabra.
--Yo...
mientras la estuve atendiendo, y me llevaba muy bien con ella, lo que puedo
decir
es que sí, que su manera de expresarse no era la mejor. Es verdad que es un
poco
liberal y que a veces habla sin pensar lo que dice, pero... -enciende un
pitillo
y
echa el fósforo en un cenicero de cristal repleto de colillas apestosas- en
cuanto a
su
trabajo no tengo ningún señalamiento que hacerle.
La
doctora Reyes vuelve a levantar la mano.
--Insisto
en que esas cosas no son las que se están analizando en esta reunión. La
actitud
de esa compañera es la que debemos discutir -hace una pausa y se
acomoda
en su silla-. Compañeros: ustedes al parecer no se dan cuenta hasta qué
punto
ha llegado la profesora Brauet: ha cuestionado el sistema nacional de
enseñanza
de este país, ha lanzado críticas abiertas contra la Revolución, ha
llegado
a decir que es falso que seamos una potencia educacional y que nos
estamos
engañando y estamos engañando a todo el mundo, y que la Universidad
lo
que gradúa es un montón de mediocres que apenas se saben desempeñar
cuando
son ubicados... No, si me parece que allí mismo debimos salirle al paso,
que
esa es otra cuestión que deberíamos discutir en otra reunión más cerrada, no
me
explico todavía cómo es que ninguno de nosotros lo hizo.
Todos
guardan silencio durante unos segundos, hasta que Elvira se decide a hablar
como
siempre sin pedir la palabra.
--Estoy
completamente de acuerdo. Fue una debilidad nuestra, y me parece que
merecemos
una fuerte crítica por eso, sobre todo los militantes del Partido, por
haber
permanecido allí callados después de semejante intervención. Parecía que le
estuviéramos
concediendo el visto bueno a todo lo que ella decía. Y esa actitud
nuestra
contribuyó a que se envalentonara y continuara con sus intenciones, que lo
digo
una vez más: no fueron nada buenas ni nada sanas.
--Sí,
en definitivas Marnia se ha pasado de rosca. Y si hacemos un recuento de su
actitud,
de su comportamiento en este plantel, tenemos que reconocer que nunca
debimos
aceptarla. Ustedes recuerdan cuando vino a optar por esa plaza, que ni
siquiera
pertenecía a la Defensa, y por eso se mantuvo varias semanas sin respuesta,
a
pesar de que su clase comprobatoria fuera aceptable.
--Aceptable
no, Gabriela, excelente, para ser la primera vez que hacía algo así en
un
centro como éste.
--Bueno,
sí, bien, excelente o como fuera, pero Marnia después no ha respondido a
lo
que esperábamos de ella. Aquí, no hay que olvidarse de eso, no sólo importa que
un
profesor dé una buena clase, aquí hay que estar integrado a todas las tareas
del
plantel,
las de ayuda a la producción, las políticas, que en estas dos tareas no se
puede
decir que esa compañera se haya destacado. En fin... la defensa... todo. No
hacemos
nada con tener a alguien que imparta clases excelentes, como tú dices,
Liliana,
y que en todo lo demás esa persona se mantenga alejada, como un ente
aparte,
fuera del colectivo, como si se tratara de una privilegiada exenta de los
sacrificios
que hacemos todos.
--Tampoco
así, que Marnia hace sus guardias y acude al trabajo productivo, no
demasiado,
pero acude, y cumple con las tareas del sindicato, no con todas, pero...
--Pero
su actitud y el cuestionamiento que hizo en la asamblea, que es lo que aquí
estamos
discutiendo, no puede ser aceptado desde ningún punto de vista. No.
Compañeros,
yo propongo concretamente que analicemos esto en un marco más
reducido,
con todos los factores del centro representados, pero atendiendo a una
propuesta
del Partido que vamos a redactar ahora aquí, para que esa compañera
sea
sancionada por su comportamiento, y para que no siente ese mal precedente
entre
el resto de los profesores comunes.
Silencio.
Elvira registra sus papeles y hace un comentario en voz baja que todos
escuchan.
--Esa
profesora debe ser sancionada, no podemos vacilar, después nos vamos a
arrepentir
de nuestro exceso de tolerancia. y si no tomamos una medida drástica
con
ella, su ejemplo repercutirá negativamente en los demás, como ha señalado la
doctora
Reyes.
Durante
varios minutos nadie dice nada. Gabriela aprovecha para lanzar su
proposición
sin más preámbulos:
--Yo
propongo que se someta a votación si debemos sancionar a Marnia o no, y si
estamos
de acuerdo con que el tipo de sanción sea tomado por el Decanato con
la
presencia del Partido, la UJC, el sindicato y la FEU, en una reunión posterior
más
estrecha...
Los que estén de acuerdo que levanten la mano.
La
mayoría levanta la mano. Gabriela fulmina con los ojos a algunos que
permanecen
sin levantarla.
--Los
que estén en contra.
Sólo
Liliana levanta la mano.
--Los
que se abstienen.
Milagros,
Adita y el profesor de Idiomas levantan las manos. Nadie más hace ningún
gesto.
--Bien,
compañeros. Aprobado por mayoría de votos, con un solo voto en contra y
con
tres abstenciones. Nosotros avisaremos a los demás factores cuándo será la
reunión
para discutir qué tipo de sanción podemos aplicar en este caso. Si nadie
más
tiene nada que decir...
(continuará)
Augusto Lázaro
@augustodelatorr
http://laenvolvencia.blogspot.com
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