lunes, 19 de febrero de 2018

POEMA 3


EVOCACION DE ENCARNI







Toco tu piel y florecen los lirios



que desde tu cuerpo delicioso



y mío



perfuman mi piel.



Beso tus manos y me siento



ligero como un pez



en su agua salada y misteriosa



mientras tus dedos me rozan las mejillas.



Degusto el néctar de tu lengua



(manantial inagotable de placer)



y me sacia un bálsamo cremoso



tan dulce como el jugo de la caña.



Aprieto mi boca en tu sexo



sorprendido y húmedo



que se estremece con la inusitada



caricia



hasta calmar mis ansias



de sentirte mía

.

más allá de todos los deseos,



de todos los goces conocidos,



del ensueño, de la dicha...





Augusto Lázaro



Inédito



¿Poema erótico? Quizás. El erotismo forma parte imprescindible del amor, y cuando no lo hay, tampoco hay amor. Siempre se agradece recordar estos momentos que quien no los haya pasado no sabe nada de ese sentimiento tan hermoso del que lamentablemente muchos han convertido en sólo sexo. Y el amor tiene tantas aristas que es imposible definirlo con una sola palabra. Puede amarse lo mismo a una novia o esposa que a un perro que se tenga como mascota, y lo más curioso: que a veces a ese perro mascota llega a amarse incluso más que a un ser humano que al principio nos pareció amar y con el tiempo se fue desvaneciendo su idealización. Pero no se asusten, no quiere esto decir que siempre suceda así: yo soy de los que creen en el amor. Siempre he creído, aunque esa creencia me haya dado, además de momentos muy gratos e inolvidables, grandes decepciones. Hay de todo en el amor, porque hay de todo en la vida. Pero sin él estaríamos viviendo como en las cavernas: con porras y taparrabos…




lunes, 5 de febrero de 2018

POEMA 2


(glosando, con perdón, a dña. Hildegardis Goyenechea)







ESTA CASA MIA DONDE YA NO RESPIRO



                                 tu perfume, el perfume que siempre dejabas en la almohada



después del intermedio a un nuevo encuentro



desenfrenado y a la vez tan lleno de ternura en el epílogo



esta casa mía donde sólo ha quedado la rememoración



de nuestro atormentado amor amenazado siempre



por tus nerviosas miradas al reloj y tus impedimentos



para dedicarnos por entero a amarnos sin más paliativos



que la muerte cuando al fin nos separara



aunque nos habíamos jurado en el vórtice



del placer disfrutado hasta el clímax



amarnos hasta después de muertos



¡qué ilusos! ¡qué desatinados tan inmersos



en el escaso tiempo y en el reducido espacio



que cobijó nuestro inusual cariño!



y ahora ¡ay! ya no queda más que el resto



de lo poco que pudimos permitirnos



en esta casa mía tan llena de tarecos



de cosas inútiles que me rodean



cuando inevitable y repetidamente



te echo tanto de menos







Augusto Lázaro



(inédito)






Le preguntó por qué se pasaba todo el tiempo metido en su espacio y en las pocas veces que se decidía a salir se le notaba en el rostro una tristeza difícil de disimular. Contestó, intentando una sonrisa que no encajaba en su semblante que en su espacio tenía todo cuanto lo hacía feliz… menos algo que no quiso al principio decir. Ni falta que le hizo a su amigo para comprenderlo: Cierto, en su espacio tenía todo lo que lo hacía sentirse bien y quizás feliz. Pero le faltaba lo principal: no tenía allí el amor… y sin amor, resulta muy difícil sentirse bien y ser feliz...