sábado, 30 de noviembre de 2013

PERO... ¿ES QUE EL MAYORDOMO NO ES EL ASESINO? 6


Escena 4

(Noche tenebrosa y fría. Una calle estrecha y larga. Inmóviles, como tres marionetas abandonadas, el Inspector, el Agente 2, y un individuo que de lejos parece un periodista. El Narrador se encarama en el escenario, se cae, se golpea, grita, maldice, se levanta, se sacude el polvo, y mira a todas partes incluyendo al público)

NARRADOR: ¡Noche tenebrosa y fría! (Pausa. Echa una ojeada rápida) Hace falta más adecuación para esta escena. (Señala a los técnicos) A ver, muchachos, esa iniciativa, esa imaginación. (Se escucha un viento fuerte y los personajes comienzan a temblar. Ese sonido se mantiene durante toda la escena) Muy bien. Ahí tenemos a nuestro ya querido y admirado inspector, con su agente que está... oigan esto: guardaespaldeándolo. (Se ríe, ufano) Un aporte al idioma, ¿no? (Pausa) Y ese otro sujeto... a juzgar por los espejuelos oscuros a esta hora, la camarita fotográfica de flash marca Leica, los papeles que le salen de todos los bolsillos, la libretica de notas, y los bolígrafos desperdigados, debe ser un periodista. (Los mira) Además, este personaje está en el guion, así que no tuve que adivinarlo. (Se ríe como un tonto) ¿Qué estarán esperando para entrar en acción? (Sale)

PERIODISTA: Dígame, por favor, señor Inspector, ¿qué ha podido usted descubrir en este complejísimo caso?

INSPECTOR: ¡Ejem! (Pausa) Bien, amigo periodista, como usted sabe,  este ha sido un trabajo durísimo, complejísimo, expectante, conspicuo, inusitado, un...

PERIODISTA: (Interrumpiéndolo) He ahí el mérito de su trabajo, señor Inspector. (Toma notas constantemente en su libretica)

INSPECTOR: ¡Ejem! (Pausa) Pues, pensándolo bien, tiene usted razón. ¡Ejem! (Pausa) Pero como le decía, el éxito de nuestro trabajo se debe también a la encomiástica labor de mis agentes... (El Agente 2 se pavonea como la pavita pechugona) Ello ha permitido que podamos llegar a la verdad.

PERIODISTA: Dígamela, señor Inspector. Dígame la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. (Prepara la camarita) Dígame quién es el manu criminale de este monstruoso crimen. (Pausa) Lo merezco. Sí, lo merezco. Fíjese que yo he permanecido ahí sentado en ese quicio sucio y frío desde las seis de la mañana. ¿Lo oye usted? (Toma al Inspector por los hombros) ¿Lo oye usted? ¡Desde las seis de la mañana! Sólo yo he tenido el coraje de resistir la espera, el viento, el polvo, el mal olor, la suciedad, la neblina, el frío, el silencio, el aullido del lobo de Londres, las impertinencias del Jefe de Escena, la cola de los espectadores para ir a orinar al servicio del bar de la esquina  clausurado por falta de higiene, y...

INSPECTOR: (Al fin lo interrumpe) Ya, hombre, ya, está bien, ya sé todo eso que está diciendo, pues tenía informes sobre usted de mis agentes, por eso le he concedido el privilegio de tener la exclusiva en este caso. Pero...

PERIODISTA: ¡Claro! ¡Pero!... Pero yo tenía fe, tenía esperanza, tenía caridad, mi querido Inspector, de que usted, y sólo usted, lograría descifrar este intríngulis, a pesar de la actitud irreverente de esos buchiplumas que ha interrogado con tanto acierto. Sí, a pesar del misterio, de la duda, de los problemas, de las dificultades, a pesar del occiso que no pudo interrogar, que en paz descanse el pobre... en fin, a pesar de los pesares, yo... (De pronto grita) ¡Yooooo! (Se le caen la cámara, los bolígrafos, la libretica, los papeles que le quedaban, los espejuelos oscuros, etc. Sacude al Inspector, que trata de quitárselo de encima. El Agente 2 los separa, dándole un galletazo al periodista, que sigue firme en su intento y recoge sus cosas. Apunta con un lápiz al Inspector) ¡Usted! (Ríe estrepitosamente) JE JE JE JE JE... ¡Usted!...

INSPECTOR: (Molesto, arreglándose la chaqueta) Ya, hombre, ya. Está bueno ya. Cálmese. ¡Ejem! (Bosteza) Comprendo su estado de ánimo, pero cálmese.

PERIODISTA: Perdone... perdone... perdone... (Repite "perdone" 22 veces mas, cada vez más bajito)

INSPECTOR: Mire... la verdad...

PERIODISTA: (Otra vez exaltado) ¡Eso! ¡La verdad! (El Agente 2 ni se entera del brete) La verdad, mi querido Inspecor. La verdad desnuda, para que se conozca la identidad del asesino impío.(No se entera, porque hace rato que está bobo mirándole las piernas a una muchacha que duerme plácidamente en la primera fila) ¡La verdadera verdad! (Enciende varios cigarros y se los pone todos en la boca. Prepara la cámara) Vamos a estar aquí, Inspector. (Se le aproxima) Que estamos rodeados.

INSPECTOR: Bien... entonces... (Pausa, bosteza) Puedo decirle que... lo que hemos podido averiguar es... (Mira a todas partes, desconfiado) Hay muchos curioseando por aquí. Venga. (Salen ambos y se esconden tras los bastidores. Cuchichean un rato. Al cabo, reaparecen. El periodista se ríe a carcajadas y da vueltas por todo el escenario)

PERIODISTA: Ja ja ja ja ja... ja ja ja ja... ja ja ja... ja ja... ja... (Al público) Señores, ¡yooo! (Se da golpes fuertes en el pecho tipo King Kong) Sí, yo. Y nadie más que yo: el único periodista en Londres, en Europa, en el mundo, que conoce el secreto tan celosamente guardado. (Baja y le da palmaditas a la joven que dormía en la primera fila, ésta sale huyendo de la sala dando gritos) ¡Yooooo! (Sube. Al Agente 2) ¿Usted es bobo de nacimiento o pescó la enfermedad de adulto? ¿No ve que la muchacha se le escapa? Ande, hombre, agárrela. ¡Corra! (El Agente 2 reacciona y sale disparado detrás de la muchacha) ¡Yooooo! (Entra una anciana endeble y enclenque, más bien cañenga, que da un paso ahora y otro ahorita, y que llama al Inspector con voz de disco rayado de 78 rpm. Todos se paralizan)

TERESA: Señor inspector... señor Inspector... (Tose)

AGENTE 2: (Regresa corriendo, sube y se antepone entre la anciana y el Inspector) Un momento, señora. ¿Quién es usted y what's going on with the chief? (El periodista le tira una foto en colores a la anciana)

TERESA: (Decentemente) Get your muddy hands off me, polizon. (Lo empuja) I wanna talk with the Inspector, not with you. (Tose)

INSPECTOR: Let the lady near me, boy. Let's know what's the thing on.

AGENTE 2: Ok, boss. (Deja acercarse a la anciana)

INPSECTOR: Now, we're gonna know what she's going to tell us. (A la anciana) Come, come here, lady, please.

PERIODISTA: ¡Hum!

TERESA: (Tose) Good evening. (Mira al Agente 2 y le saca la lengua) Bastard! (Al inspector) Are you the inspector of the England Royal Police who is catching news about the murder? (Tose)

INSPECTOR: (Procurando apartarse de la tos a discreción) ¡Ejem! Yeah, I'm the one, lady. Tell me, please, tell me. Do you know anything about?

PERIODISTA: You'll see.

TERESA: (Mira al periodista y le tose casi encima) Well,  I know a lot of things about. That's what. And I wanna talk to you, but... (Tose y mira con desdén y recelo al Agente 2 y al periodista. Luego tose otra vez)

INSPECTOR: Please, gentlemen... (Grita) Get out! (Ambos, asombrados, salen. El Periodista al salir mira al público y dice:)

PERIODISTA: You'll see you're gonna look. (Salen todos)

INSPECTOR: Well... now, my fair lady, you may tell me everything you know. We're alone, lady... lady... (Teresa  no toma en cuenta el interés del Inspector por conocer su nombre)

TERESA: Are you sure nobody's listening? (Tose con arte)

INSPECTOR: Very sure, lady... we are alone, as the poor mister Brone. (Pausa. Teresa tose de súbito) Don't be affraid, lady... talk, talk con toda libertad... (por lamentable error, el texto anterior en los personajes aparece en inglés, pero ya el traductor regresó del atasco del Paseo del Prado y el texto continúa en español)

TERESA: (Tose con profesionalismo) Lo que tengo que decirle es de vital importancia. (Tose con virtuosismo) No vaya usted a creer. (Tose con lastres académicos)

INSPECTOR: No, si yo no me creo nada, señora. hable con confianza.

TERESA: (Tosiendo) Precisamente. Como dicen que en la confianza está el peligro...

INSPECTOR: Pero no, qué va a estar, mi querida señora... No puede usted estar creyendo todo lo que oye, no señor. Hable, por favor.

TERESA: (Sin dejar de toser) Lo que sucede es que como no soy más que una pobre anciana desvalida... (Tose, lagrimea, se sacude las narices autocompadeciéndose misericordiosamente)

INSPECTOR: (Paciente, sereno, sangre de cangrejo) Pero de ninguna manera, señora mía, si se conserva usted divinamente.

TERESA: (Bajito, al público) Yo creo que este tipo me está... (Tose) trajinando. (Al Inspector) Pues verá usted... (Tose) Yo vivo ahí al lado, ¿ve usted? (El Inspector mira y no ve nada, porque no hay nada que ver) Ahí, mire, al lado de donde asesinaron al pobre señor Brone. (El Inspector sigue mirando) ¡Oh, qué crimen más horripilante, señor inspector! (Tose y se santigua)

INSPECTOR: Hombre, ya lo creo que sí. Horripilante, sí, ya lo creo. Pero no perdamos tiempo, señora. Hable usted.

TERESA: Pues sí. Resulta que la noche en que dicen que fue asesinado el señor Brone... (Tose y carraspea) yo me encontraba durmiendo en mis habitaciones... (Señala) porque yo vivo ahí al lado, ¿ve usted? (El Inspector es tan guanajo que vuelve a mirar)

INSPECTOR: Sí, está bien, ya veo, sí. Usted vive ahí en los altos, sí. Pero hable, por favor. (Aparte) ¡Caracórcholis!

TERESA: Pues verá usted... (Tose) resulta que cuando dormía... (Tose) sentí un ruido extraño que me despertó... (Tose) súbitamente... (Tose) y cuando me levanté y encendí la luz... (Tose) vi nada menos que... (Tose. En esos momentos se oscuerce totalmente la escena. Se oye un cuerpo que cae al suelo y PAF. Cuando se hace la luz nuevamente, se ve al Inspector atónito, porque la anciana yace muerta completa tendida boca arriba encima de la plataforma)

INSPECTOR: ¡Agente! ¡Agente! (Trata de incorporar a la anciana, pero no hay manera) ¡Agentes! (Entra el Agente 2 con el periodista a remolque, este último le saca una docena de fotos al cadáver. Todos, menos el público, se convencen de que la anciana guardó el carro, pues ya no tose) Pero... ¿qué es esto?

TODOS: ¡Muerta! ¡Bien muerta! ¡Definitivamente muerta! (Se escucha el estribillo de "a llorar a Papá Montero, zumba, / canalla rumbero", y sus variaciones durante un tiempito. Todos, poco a poco, comienzan a bailar al compás y se van retirando. La anciana queda sola, fiambre, y el telón se va cerrando al tiempo que la luz se va apagando con mucha parsimonia)

Augusto Lázaro


@augustodelatorr


(continuará)

sábado, 23 de noviembre de 2013

PERO... ¿ES QUE EL MAYORDOMO NO ES EL ASESINO? 5


Escena 3

(El cuartito  está igualito. El Inspector y una anciana de unos 78 años, que a juzgar
por el aire debe ser el ama de llaves. Los dos sentados, conversan tranquilamente.
Hasta ahora)

INSPECTOR: Y dígame, madame, ¿notó usted últimamente al señor Brone
preocupado, extraño, nervioso?

MADAME CLAREE: (Habla muy pausadamente) No, de ninguna maneja. No. Nunca
lo noté pjeocupado, extjaño, nejvioso, no. No, poj Dios, qué va. El señoj Bjone eja una pejsona muy tjanquila, muy quejida, muy...

INSPECTOR: Sí, sí, comprendo, madame. Era muy... (Pausa) Pero dígame, madame, ¿cuándo fue la última vez que usted lo vio?

MADAME CLAREE: La última vez que lo vi... (Piensa) La última vez que lo... (Medita) La última vez que... (Analiza) La última vez... (Recuerda) La última... (Se rasca la barbilla, el Inspector se impacienta) La...

INSPECTOR: (Condescendiente) Continúe, continúe, madame.

MADAME CLAREE: Cjeo que fue el sábado poj la noche... Sí, fue el sábado poj la noche. El sábado, antes del hojendo cjimen... (Se persigna) ¡Jesús, Majía y José! (Escupe en el suelo) ¡Pobje señoj Bjone!

INSPECTOR: Sí, pobre, claro. Pero continúe, madame, por favor.

MADAME CLAREE: ¡Pobje señoj Bjone! (Se santigua, se rasca, escupe, etc.) El señoj Bjone eja una pejsona muy buena. ¡Ah! (Pausa) ¡Eja una bella pejsona!

INSPECTOR: Bueno, sí, es posible, claro, claro, pero...

MADAME CLAREE: ¿Cómo? ¿Duda usted que el señoj Bjone eja una pejsona muy buena?

INSPECTOR: ¡Oh, no, madame! ¡De ninguna manera! ¿Cómo voy a dudar eso? ¡No faltaba más! (Aparte) ¡Caracoles!

MADAME CLAREE: ¡Ah, bueno! Pojque sepa usted que el señoj Bjone nunca tuvo ni un sí ni un no con ninguno de los inquilinos de esta casa.

INSPECTOR: Pero claro que no, madame, claro que no. ¡Hombre, no faltaba mas!

MADAME CLAREE: Y nadie tuvo nunca una sola queja suya.

INSPECTOR: Claro que no, madame. ¡Caramba!

MADAME CLAREE: Y siempje estuvo dispuesto a bjindaj su ayuda a cualquieja que la necesitaja.

INSPECTOR: Pero claro, madame, ¿quién es capaz de dudarlo?

NARRADOR: (Desde la puerta del lunetario) Caballeros, ¿por qué no aprovechamos esta atracadera de bolitas de gofio y hacemos un intermedio aquí mismo? (Risas. Madame Clarée y el inspector miran al Narrador, le hacen muecas, y siguen en su atracadera)

MADAME CLAREE: ¡Dios tenga piedad de su alma! (Del público alguien grita "amén" y siguen las risas)

INSPECTOR: (Enciende una pipa) Y dígame, madame, ¿tenía usted buenas relaciones con el finado? (Madame Clarée se levanta, reacciona con agravios anacrónicos ante las mal entendidas palabras del Inspector, y lo mira, como diciéndole Et tu, Brute?)

MADAME CLAREE: ¿Qué insinúa usted, señoj mío?

INSPECTOR: (Cayendo) ¡Oh, nooo! (Se levanta) ¡Oh, no, madame! De ninguna manera pensará usted que yo...

MADAME CLAREE: Señoj mío, usted y yo no tenemos nada más que hablaj. (Hace inicios de retiro)

INSPECTOR: Pero... ¡madame!

MADAME CLAREE: (Retirándose) Nunca pensé que hasta el pjopio Inspectoj de la policía bjitánica llegaja a pensaj que yo... a mis años... (Suspira y sale)

INSPECTOR: Pero... ¡madame! (Entra el Agente 1, saluda a la anciana saliente, y se acerca al Inspector) Pero... (alto) ¡Madaaame! (Se desploma en la butaca, enciende su pipa. Pausa larga) ¡Agente! (Se levanta y da vueltecitas, nervioso)

AGENTE 1: A sus órdenes, jefe.

INSPECTOR: ¡Esto es intolerable!

AGENTE 1: ¿Ahora es que usted se da cuenta de que esto es intolerable, jefe?

INSPECTOR: ¡Silencio! (Pausa) ¿Será posible que todos se hayan puesto de acuerdo para salarme el puñetero domingo?

AGENTE 1: Cálmese, jefe, cálmese y sonría, que ahorita viene la tele y lo van a ver así con cara de mono cuqueado. (El Inspector se sienta) ¿Qué pasó con esa anciana que acaba de salir?

INSPECTOR: ¡Oh, mi prestigio! Mi prestigio se arruina en este caso. Usted vio que yo no le hice nada, ¿verdad? ¿Verdad que usted lo vio?

AGENTE 1: Sí, jefe, yo lo vi. Usted no le hizo nada. ¿Qué podía hacerle?

INSPECTOR: Menos mal que por lo menos tengo un testigo ocular.

AGENTE 1: No se ponga así, jefe. (Le da unas palmaditas muy respetuosamente) Ahí afuera hay dos personajes que parecen ser personas serias y decentes.

INSPECTOR: Pero, ¿qué hace usted ahí parado como un papagayo paquistano? Hágalos pasar inmediatamente. (Entra el Agente 2) ¿Y dónde demonios estaba usted metido?

AGENTE 2: Por ahí, jefe, registrando el resto de la casa. Pero no he encontrado ni siquiera un alfiler de niñera.

INSPECTOR: (El Agente 1, que había salido cuando entró el 2, regresa con los dos personajes que completan la nómina de la mansión: el chofer y el jardinero) Díganme, señores, ¿quiénes son ustedes y qué saben de este embrollo? Y rápido.

TOMMY: Yo soy el chofer, señor. Hace quince años que trabajo en esta casa, señor. No sé de qué se me acusa, señor.

INSPECTOR: (Se registra los bolsillos) ¿Quién le ha dicho que a usted se le acusa? (Al Agente 1) Haga el favor de traerme unas cuantas pastillas.

AGENTE 1: Enseguida, jefe. (Sale trotando)

TOMMY: Bueno... decírmelo, no me lo ha dicho nadie, señor.

INSPECTOR: Ya, ya. ¿Cómo me dijo que se llamaba?

TOMMY: Bueno... decírselo, no se lo he dicho todavía, señor.

INSPECTOR: (Aparte) Ya me está cayendo mal el sujeto este. Usted verá. (Carraspea) Ya, hombre, no le dé más vueltas al asunto y acabe de decirme quién diablos es usted.

TOMMY: No, si yo se lo iba a decir, señor. (Carraspea igual que el inspector) Me llamo Tommy, Tommy Drag, señor. Yo soy el chofer, aunque creo que eso sí se lo había dicho ya, señor. (Pausa) Me extraña tanto que me hayan traído aquí, señor.

INSPECTOR: (Trata de controlarse) ¿Así que Tommy Drag? (Al otro) ¿Y usted?

FLOWER: Yo soy el jardinero. Me llamo Flower, señor Inspector.

INSPECTOR: ¿Así que el chofer y el jardinero? (Fuma. A Tommy)  Dígame, Tommy, ¿conocía usted bien al Inspector? (Se traga el humo y tose, disimulando la errata) Digo, que si conocía usted bien al señor Flower. (Se turba y tose) ¿Qué demonios estoy diciendo, recoño? (Entra el Agente 1 con una bandeja en la cual pueden verse, hasta desde la última fila, una jarra tamaño familiar llena de agua, fría, sudada, cuatro vasos medianos de colores tipo barrilito, y varios paquetes de pastillas, tabletas, píldoras y comprimidos de todo tipo. El Narrador sale de algún lugar recóndito, limón en mano, se sube al escenario, toma un vaso, lo llena de agua y exprime el limón dentro) ¡Oiga! ¿Quién rayos es usted?

NARRADOR: (Mira el vaso, mira a todas partes, se acerca a un extremo y hace señas como si le estuviera hablando a alguien entre los camerinos) ¡Oye! Dile al Jefe de Escena que me mande un poquito de azúcar para hacer limonada, anda. (El Agente 1 se le acerca, lo toca, trata de quitarle el vaso. Se forma un corre corre en pos del vaso, al que se va incorporando el resto de los personajes. El Agente 1 le grita al Narrador que ahora sí no se le va a escapar, etc. El Narrador huye por el público con los demás detrás suyo. Se queda el escenario vacío, sigue el corre corre ahora dentro del público, aparece el Jefe de Escena con un cartucho de azúcar prieta y al no ver a nadie se dirige al público)

JEFE DE ESCENA: ¿Qué carajo está pasando aquí? (Nota el corre corre)

UNO DEL PUBLICO: (Se para, alto) Esto es un relajo, compadre. Qué poca seriedad tienen aquí. Están tirando a mierda la obra. No respetan al respetable. (Se sienta, molesto, comentando con el de al lado)

JEFE DE ESCENA: (Al que habló) ¿Y a ti quién te metió en esta burundanga?

UNO DEL PUBLICO: Lo que tienen que hacer es ponerle más seriedad a esto y respetar más a los que pagamos la entrada.

JEFE DE ESCENA: (Al que habló) Mira, mijito, si no te gusta esto, ahí está el libro de quejas y sugerencias, y si no te basta, ve a quejarte con el administrador, a ver si te devuelven tus doscientas pesetas. (Se va a retirar, pero antes de salir se vuelve al del público) ¡Si lo encuentras! (Sale, pero enseguida se asoma y mira al del público) Y si no lo encuentras, jódete, guanajo. (Se va)

UNO DEL PUBLICO: (Sentado, alto, con roña) Ustedes lo que son es unos descarados. (El Jefe de Escena regresa, se acerca, y le tira el cartucho de azúcar al del público -con azúcar de verdad en su interior-, que lo esquiva milagrosamente -si puede-. Se forma una confusión general, los personajes corren por todo el lunetario. Del público suben algunos al escenario. Los personajes suben y tratan de bajarlos. Voces, gritos, bulla, etc. El Jefe de Escena se asoma y le hace una señal a la cabina y grita)

JEFE DE ESCENA: Oye, tú, pon música a ver si se compone esto. (Se oye un ritmo sabrosón, alto. Los personajes y los del público se paralizan unos segundos y después comienzan a bailar, poco a poco, hasta que todos forman un solo baile. Esto dura tres minutos) ¡Yaaaaa! (Todos se paralizan) Señores: está bueno ya de jodedera, que nos van a botar de aquí. (A los del público) Ustedes, regresen a sus asientos ya. ¡Vamos! (Los del público comienzan a retirarse, con gestos y voces de resignación. A los actores) Y ustedes, vamos, a ponerle seriedad a esta mierda, que la obra tiene que continuar. Y sin relajo. (El Jefe de Escena va colocando a los actores de manera que todo quede igual a la escena donde entró el Agente 1 con una bandeja, etc.)

INSPECTOR: (A Tommy) ¿Conocía usted bien al señor Brone? (El Agente 1 llena los vasos y le entrega a cada personaje un vaso con un paquete de pastillas, tomando uno para sí. Todos, al unísono, como en los coros griegos, se toman el agua y las pastillas, y hacen gárgaras con el último sorbo)

TOMMY: Decía usted, señor.

INSPECTOR: Que si conocía usted bien al señor Brone. ¡Recórcholis!

TOMMY: Pero... ¿cómo no lo voy a conocer, señor? Si era el mayordomo de esta casa. (El Inspector está a punto de perder la poca calma que aún le queda) ¿Usted se enteró de que lo mataron esta madrugada?

INSPECTOR: (Chilla) ¡Oiga! (Se acerca a Tommy en actitud amenazante estirando sus brazos hacia él) ¿Qué burla es ésta? (Lo agarra) ¿Quiere ir al calabozo? (Tommy se suelta y se agazapa detrás de una butaca)

TOMMY: Pero, señor... si yo no he hecho nada, señor... yo soy inocente, señor.

INSPECTOR: (Se aprieta la cabeza) ¡Yaaaaa! ¡No puedo más! (Acuden, solícitos, ambos agentes) ¡Sáquenme de aquí a este par de alcornoques!

FLOWER: Señor inspector... si usted quisiera escucharme... yo puedo darle un indicio... pero debe calmarse... (El Inspector se acerca a Flower, lo toma por el chaleco, lo sacude)

INSPECTOR: ¡Un indicio! ¿Un indicio dice usted? (Casi lo alza en peso) ¡Pues desembuche!

FLOWER: Por favor. (Le señala el chaleco, el Inspector lo suelta) Gracias. (Se arregla) Pues verá usted, señor Inspector...

INSPECTOR: Hable. ¡Hable!

FLOWER: Pues verá usted... (Pausa. Piensa) Es un iidicio legítimo, no vaya a pensar que son fantasías ilusorias que...

INSPECTOR: No, hombre, claro que no, pero hable de una vez. ¡Hable! ¡HABLE!

FLOWER: Pues verá usted... se trata de la noche en que asesinaron al señor Brone... porque fue un asesinato, ¿verdad?

INSPECTOR: Pero claro que fue un asesinato, hombre. Si no, ahora yo estuviera calentándome junto a la estufa en la sala de mi casa, leyendo una novela policiaca. ¡Caramba! (Pausa) Pero hable usted, por Dios. ¡El indicio!

FLOWER: Pues verá usted... este indicio puede quizás arrojar un poco de luz sobre la oscuridad que envuelve este proceso...

INSPECTOR: Pero por el amor de Dios, señor mío. Eso ya lo sé. Pero acabe de decirme lo que tiene que decirme. (Aparte) ¡Cojones!

FLOWER: Pues verá usted... la noche que, como le dije, asesinaron al señor Brone en esta misma sala, y que el Señor tenga piedad de su alma... (Se santigua) Pues verá usted... resulta que esa misma noche todos los inquilinos de esta casa, todos absolutamente, y todos los empleados de la misma, nos encontrábamos aquí presentes... eso es lo que tenía que decirle, señor inspector. (Todos quedan perplejos, inmóviles) Así que nadie tiene una coartada en este crimen... (Foto fija durante un minuto en que nadie respira. Música de gran impacto, suspenso, expectación)

INSPECTOR: ¡Oooooh! (Cae desmayado)

AGENTES 1 Y 2: (A cappella) ¡Jefe! ¡Jefe! ¡Jefe! (Todos acuden a socorrer al inspector)

TOMMY: ¡Dios del cielo! ¿Se habrá...

FLOWER: ...muerto también el inspector? (Aparece por algún lugar indeterminado el Narrador, tomándose un refresco de botella)

NARRADOR: (Al público) Después de este desmayo, si es que no se trata de un infarto... (Mira al Inspector desmayado) porque este cabrón padece del corazón, de verdad... pues... ¿queda algo por hacer? (Murmullos en el público) ¡Nada! Por lo tanto... (Al técnico de luces o luminotécnico, que para el caso es lo mismo) Oye (Aquí el nombre del técnico real), apaga y vámonos. (Apagón) Pero ustedes no se vayan, que ahora es cuando viene lo bueno de verdad...

Augusto Lázaro


@augustodelatorr

(continuará)



domingo, 17 de noviembre de 2013

PERO... ¿ES QUE EL MAYORDOMO NO ES EL ASESINO? 4


Escena 2

(La misma sala, ahora iluminada totalmente con diez y siete bombillas de luz fluorescente. En una butaca, de traje completo, circunspecto, honorable, el Inspector. Parados como dos velas de cumpleaños, dos agentes de la policía. Cuando se ilumina la escena, los personajes aparentan no darse cuenta de que la acción ha comenzado. Se asoma el Jefe de Escena  y les hace señas, entonces los tres entran en acción)

INSPECTOR: ¡Ejem! (Pausa) Bien, señores, creo que ya podemos llegar a la conclusión de que el señor Azhom Brone, mayordomo titular de esta mansión, fue ultimado en horas de la madrugada de hoy, en esta misma sala, con un instrumento pérforo-cortante.

AGENTE 1: Mi querido Inspector, acaba usted de hacer la deducción más brillante que se ha hecho en este caso.

AGENTE 2: Lo que no nos extraña, por supuesto, tratándose de que es usted el señor inspector y nosotros sólo dos bobalicones.

AGENTE 1: ¿Así que le metieron una puñalada al mayordomo?

INSPECTOR: ¡Silencio! ¡Ejem! (Pausa) Déjense de especulaciones prejuiciosas y apriorísticas y limítense a su trabajo. (Al Agente 1) Usted, comience a pasar a esas personas que van a ser interrogadas. (Se levanta, extrae una pipa, la enciende. El Agente 1 sale. El Inspector fuma. El reloj camina. El Agente 2 registra sin parar. Regresa el Agente 1 con un muchachón de unos veinte años, muy mal vividos al parecer)

AGENTE 1: Jefe, este es el primero.

INSPECTOR: (Al joven) Siéntese. (El muchacho se sienta lentamente) Su nombre, señorito.

BOBBY: ¿Mi nombre? (Mira al Agente 1, después al Inspector) ¿Mi nombre dice usted?

INSPECTOR: Sí señor, eso he dicho: su nombre. (Fuma)

BOBBY: ¿Mi nombre...? (Mira a todo el mundo mirable) Y... ¿para qué quiere usted saber mi nombre, señor?

INSPECTOR: ¿Usted es idiota o cacatúa inca? (Fuma) Vamos, acabe de decirme su nombre y déjese de memeces.

BOBBY: Pero, señor... (Pausa) Es que me extraña tanto que alguien se interese por mi nombre... (Mira a los agentes) A mí nadie me pregunta nunca por mi nombre... (Se ríe)

INSPECTOR: (Se levanta, agarra a Bobby por los hombros y lo sacude un poco) Mire, imberbe, si cree que va a tomarme el pelo, sepa que soy calvo. (Se quita el sombrero que obviamente llevaba. Se lo pone otra vez) ¡Vamos, zoquete! ¡Está bueno ya de atracarse de cascaritas de chayote! (Lo sacude más fuerte) O me dice su nombre o lo mando al calabozo de cabeza.

BOBBY: (Se engurruña y se aterroriza) Pero, señor... señor... se...

AGENTE 1: (A Bobby) ¿No se da cuenta, alcornoque, de que está usted hablando con el excelentísimo señor Inspector de la Real Policía de Su Majestad?

BOBBY: ¡Ay, mamacita! (Se acurruca) Señor Inspector, por lo que más quiera usted, no me mande al calabozo... (Se estremece) No me mande al calabozo, que allí hace mucho frío, y a mí el frío me hace mucho daño... (Llora teatralmente, por eso nadie cree que esté llorando)

INSPECTOR: (Lo suelta) Está bien, hombre, está bien. (Fuma) No lo voy a mandar al calabozo, está bien. Pero hable. Vamos, dígame cuál es su nombre de una vez.

BOBBY: ¿Mi nombre dice usted? (Mira al Agente 1 y se ríe)

INSPECTOR: (Pierde la tabla) ¿Será posible? (Al Agente 1, gritando) ¡Llévese de aquí al papanatas este! (Fuma) ¡Lléveselo! (Más alto) ¡AHORA!

AGENTE 1: (Agarra a Bobby, fuerte) ¡Vamos, babieca! (Trata de llevárselo)

BOBBY: (Suplicando) Por favor, que me rompe la camisa, que es del Rastro.

AGENTE 1: (Grita) ¡Siooooo! (Hala a Bobby por una oreja y lo saca, mientras del público gritan)

PUBLICO: ¡Fuera!... ¡Atorrante!... ¡Mongólico!... (El Inspector se sienta y agradece gestualmente la solidaridad del público. Se seca el sudor con una servilleta Pretty Quick. Regresa el Agente 1. El 2 continúa registrando)

AGENTE 1: Jefe, ¿por qué despidió al comemierdita ese?

INSPECTOR: ¿No se da cuenta, cretino, de que ese infeliz no es capaz de matar ni a una cucaracha voladora? (Se arregla la chaqueta, guarda la servilleta, cruza las piernas, fuma, etc.) ¡Ejem! (Lanza al público una mirada de indiferencia que dura diez segundos) Prosigamos con la investigación. Haga pasar al siguiente detenido. (El Agente 1 sale rápido. Al cabo, entra con un anciano de unos 89 años. Lo ayuda a sentarse frente al inspector) A ver si ahora tenemos mejor suerte. (Al anciano) Señor mío, ¿cuál es su gracia?

SEÑOR VEQUIO: (Se pone una mano en una oreja) ¿Cómo dice?

INSPECTOR: ¡Oh, no! (Transición esperada) No me va a decir que usted es sordo.

SEÑOR VEQUIO: (Se aproxima al inspector con la mano en la oreja) ¿Cómo dice?

INSPECTOR: (Mira al techado, a las falsas paredes incluyendo la cuarta, al piso de tablas, a los reflectores, a los telares, al público, y por último al anciano) ¡Pero bueno! (Grita) ¿Que cómo demonios se llama usted?

SEÑOR VEQUIO: (Mira al Agente 1 como diciéndole que no entiende ni cojones) ¿Cómo dice?

INSPECTOR: (Fuera de sí) ¡Saquen a este viejo de aquí! ¡Recoño! (El Agente 1 comienza a ejecutar la orden. Se le une el 2 y ambos cogen al señor Vequio, que ni cuenta se da de la rapidez con que es retirado del proscenio. Entra el Narrador y se queda en un extremo, riéndose. Los demás personajes en foto fija)

NARRADOR: (Al público) ¿Ustedes creían que habían salido de mí? (Risita sardónica) Pues se jodieron, porque aquí estoy otra vez. (Pausa) ¿Qué les parece el Inspector, eh? (Ríe) El tipo tiene malas pulgas. Vamos a ver cómo reacciona cuando le traigan a... pero no, no les voy a decir nada, qué carajo, yo no soy presentador de películas en televisión y ustedes pagaron sus entradas para que no les dijeran ni hostias. (Ríe. Saliendo) ¿Hasta ahorita? (Vuelve el movimiento)

INSPECTOR: (Se rasca) Vamos a ver a quién carajos me traen ahora. (Entra el Agente 1 y se cuadra frente al Inspector) ¿Dónde diablos está el otro agente?

AGENTE 1: Registrando los camerinos, jefe. (Pausa) Jefe, usted perdone, pero... yo no entiendo muy bien qué es lo que está pasando aquí. Yo...

INSPECTOR: (Alto) ¡A callar! ¡Ejem! (Pausa) Aquí el que tiene que entender soy yo. Tráigame al próximo, que si no me dice su nombre lo estrangulo aquí mismo. (Gruñe) ¡Ejem! (El Agente 1 sale. El Inspector da unos pasos y suspira. Se sienta. Entra el Agente 1 con una señora algo encopetada, algo gordona, y algo de eso que ustedes están pensando)

SEÑORA DOTTA: Buenos días. (Mira a todas partes, huele, sonríe) ¡Hum! (Al Inspector) Por favor, le ruego encarecidamente que termine conmigo cuanto antes, porque como usted seguramente habrá de suponer, soy una persona que tiene muchos compromisos y muchas relaciones y muchos deberes y muchas obligaciones sociales que cumplir y atender, y usted comprenderá, desde luego, que me resulta muy poco factible en modo alguno dilapidar mi preciosísimo tiempo discutiendo simplezas y banalidades acerca de fruslerías baladíes en torno a un acontecimiento que si bien es cierto que resulta doloroso y hasta cierto punto patético, por tratarse de un homicidio a sangre fría como la novela sin ficción de ese atorrante de Truman Capote, que me imagino que usted habrá leído, no lo es menos también que resulta totalmente ajeno a mis actividades y tareas... (Respira por fin) Además, sepa usted, si es que no lo sabe, que yo tengo excelentes relaciones con la Secretaría de... (La voz de la señora Dotta baja a fondo mientras se asoma y habla el Narrador)

NARRADOR: (Al público, mientras la señora Dotta sigue hablando y gesticulando, pero su voz llega en forma de cinta a gran velocidad) Es increíble la paciencia de cangrejo moro que le ha regalado el Inspector a esta señora que... (Mira a la señora Dotta) que está algo encopetada, algo gordona, y algo de eso que ustedes están pensando... (Mueca) ¡Dios la perdone! (La escena se mantiene en la mímica de cinta súper rápida y el Inspector paralizado, pero en calma. Ahora vuelve a la situación anterior)

SEÑORA DOTTA: ...y por tal esclarecimiento esclarecedor, supongo que usted se hará cargo de que yo... (Se ahoga)

INSPECTOR: (Le indica a la señora Dotta que se tome un respiro y que se ponga cómoda) ¡Por favor! (Ella lo hace y agradece. El Inspector aprovecha el ahogo para hablar) ¿Así que usted tiene muchos compromisos y muchas relaciones y muchos deberes y muchas obligaciones que cumplir y atender?

SEÑORA DOTTA: ¡Exacto!

INSPECTOR: Muy bien. (Sonríe) Muy bien, muy bien. (Fuma) Pero que muy requetebién. (La señora Dotta sonríe complacida. Al Agente 1) ¿Ha oído usted, agente? (El agente mueve la cabeza y se sonríe) Y después dicen que ya en Londres no quedan personas distinguidas, decentes y educadas...

SEÑORA DOTTA: (Suspira agradecida y mira a la platea) Muchísimas gracias, señor Inspector. Muchísimas gracias. (Pestañea de forma intermitente) No podía esperar otra cosa de tan distinguido oficial del orden y de la autoridad del...

INSPECTOR: (La interrumpe bruscamente) Señora, a ver si nos dejamos de masticar astillas de pino ruso y me dice usted cómo rayos se llama. (La señora Dotta cae súbitamente en un estado de asombro y de éste pasa ídem al de cólera)

SEÑORA DOTTA: (Va a decir algo, pero la emoción se lo impide)

INSPECTOR: ¿Cuál es su nombre, señora? Vamos, cante de una vez.

SEÑORA DOTTA: (Estupefacta) ¿Así que además de su falta de respeto, de su desmedida insolencia, de su clásica ironía, tengo que soportar la humillación de su aparente desconocimiento de mi personalidad notoria y pública? (El Inspector va a hablar, pero la señora Dotta se lo impide) ¿Así que usted no sabe quién soy yo? (Suspira) ¿De qué país es usted, ignorante? (Llora) ¡No conocerme a mí! ¡A MI!... (Mira con desprecio al inspector) A mí, que gozo de un abolengo de primera categoría que me viene desde mis tatarabuelos, y de una alcurnia clase A que se prolongará seguramente hasta mis tataranietos... (Carraspea) ¡Dios lo perdone! (Se persigna y toma pose de actriz de figuración)

INSPECTOR: Mire, señora, deje esas verracadas para el grupo de teatro experimental. Su nombre y a otra cosa. (Levanta la voz) ¡Arriba!

SEÑORA DOTTA: (Tose) ¡Ooohh! (Sufre)  ¡Ooooohhh! (Se bestializa)  ¡Aaaaajjj!

INSPECTOR: (Ajeno al peligro, al Agente 2, que acaba de entrar) Usted, haga el favor de mandar a esta... señora...  a la comisaría. Y que la retengan allí hasta mi regreso. (A la señora) Abur, señora. (Al Agente 1) El próximo, rápido.

SEÑORA DOTTA: (Al mismo tiempo que las últimas palabras del Ispector) Pero... ¿qué dice, bellaco? ¡Ahora verá! (Se levanta, si es que estaba sentada todavía, olvida sufrimiento, carraspeo, suspiro y llanto, entra de lleno en un ataque de ferecía delirante, y la emprende a carterazos limpios, primero contra los dos agentes, que hacen vanos intentos por evitar los golpes, y después contra el inspector. Música aquí del fragmento más conocido de Caballería ligera. El Inspector, atónito y golpeado, estornuda, abre la boca, se pellizca para saber si está soñando, el muy vaina, no encuentra la pipa, y comienza a dar gritos estentóreos)

INSPECTOR: ¡Sáquenla de aquí!... ¡Sáquenla de aquí!... ¡SAQUENLA DE AQUIIIII! (Ambos agentes hacen esfuerzos sobrehumanos para ejecutar la orden)

SEÑORA DOTTA: Ya tendrá usted noticias mías, miserable polizonte. (Los agentes logran al fin apartar a la señora) Ya las tendrá, energúmeno. (Van saliendo. Todavía la señora, tras desaparecer, asoma la cabeza y grita) ¡Antropófago! (Sale definitivamente)

INSPECTOR: (Se desploma en la butaca) ¡Oooooh! (Se toca la cabeza) ¡Aaaaayyy! (Regresa el Agente 1)

AGENTE 1: Perdone, jefe, pero tiene usted una cara de perro huevero que da grima.

INSPECTOR: (Alto) ¡A callar! (Pausa) Por Dios, tráigame una pastilla, pronto. (Se rasca la cabeza y otros lugares golpeados) ¡Qué barbaridad! (El Agente 1 se le queda mirando) Pero ¿qué hace usted ahí parado, sesohueco? Acabe de traerme la condenada pastilla de una vez. ¡Ejem! (El Agente 1 sale. Música ligera para entretener al público) ¡Ay, mi cabeza! ¡Pero qué barbaridad! (Regresa el Agente 1 con una pastilla y un vaso de agua hervida)

AGENTE 1: Aquí está, jefe. Y sin receta.

INSPECTOR: (Toma pastilla y vaso) Gracias. (Se toma la pastilla y lanza un buche de agua en el escenario) ¡Ajjj! (Molesto) Pero ¿qué es esta porquería?

AGENTE 1: Jefe, es que... estoy perplejo, jefe.

INSPECTOR: ¡Silencio! (Gestos de resignación) ¡Qué barbaridad!

AGENTE 1: ¿Le paso al próximo, jefe?

INSPECTOR: Espere. (Pausa. Piensa) Espere... hay que estar preparados para las sorpresas que puedan presentarse. Esta vez tomaré mis precauciones. (Se levanta y sale. El Agente 1 se mantiene firme. Aparece el Narrador colgado de una soga, bajando, desde lo alto del escenario)

NARRADOR: (Al público) La verdad es que este Manolito no da más. Mira que bajarme ahora que todavía no es cuando tengo que entrar en acción, como está escrito en el guion. (Baja muy lentamente) ¡Me cago en la que canta y no pone! (Baja) Ustedes perdonen, ya se me cae la cara de la vergüenza que siento ante tantas erratas. (Se tapa la cara) ¡Por mi santa madre se los juro que se me cae!, por eso me la estoy sujetando, ¿ven? (A dos metros del suelo sueltan la soga y el golpe se escucha hasta en la última fila. El Agente 1 lo descubre y corre hacia él)

AGENTE 1: ¡Oiga! ¿Quién es usted?

NARRADOR: (Incorporándose, sacudiéndose el polvo, dolido de las posaderas) ¿Cómo que quién soy yo verracoide? ¿Usted no me conoce?

AGENTE 1: Yo no estoy aquí para conocer a nadie, señor mío. Así que identifíquese.

NARRADOR: Yo soy el Narrador de esta obra, zopenco. (El Agente 1 se incomoda y extrae su pistola)

AGENTE 1: ¿Así que falticas de respeto, eh? (Le apunta con el arma) Yo te voy a dar a ti narración de la obra, badulaque... ¡Arriba las manos!

NARRADOR: Pero, oiga, estoy hablando en serio. ¿Qué diablos le pasa?

AGENTE 1: (Lo toma por un brazo) Vamos, déjese de boberías, o le doy un culatazo que lo pongo ahí a dormir la mona. (El Narrador, muy sorprendido, como el público, pero convencido de que con tamaño ejemplar de zoquete toda discusión es inútil, se zafa de las manos del agente y salta al lunetario, refugiándose entre el público) ¡Oiga! (El Agente 1 va a saltar tras él, pero en ese momento se asoma el Jefe de Escena y le hace señas, llamándolo)

JEFE DE ESCENA: ¡Psssss! ¡Oye! ¿Dónde tú vas?

AGENTE 1: (Se para en seco, gesticula) Míralo allí. Allí mismo, mira. (Señala)

JEFE DE ESCENA: Deja eso y ponte a esperar al Inspector, que está al salir. No quiero más jodederas en esta obra, coño. (Desaparece. El Agente 1 vacila, pero cumple la orden, rezongando y apuntando con su dedo índice al Narrador, sentado en una luneta entre el público. El Jefe de Escena se asoma) Y no jeringues más, porque te saco del reparto. (Desaparece definitivamente, por ahora. El Agente 1 sigue señalando al Narrador y amenazándolo)

NARRADOR: (A los del público) ¡Oiganme! Que ya aquí uno no está seguro ni en una obra de teatro. (Se acomoda y se queda como público. Entra el inspector, equipado con una porra rupestre, una linterna de mano, dos pipas de repuesto, una pistola moderna de repetición, un casco de motociclista, y alguna que otra bobería)

INSPECTOR: (Al Agente 1) ¡Oiga! ¿Qué hace usted ahí, mirando al público?

AGENTE 1: (Se vuelve, guarda el arma, se cuadra, firme) ¡Jefe! (Lo mira de arriba a abajo) Pero... ¿qué es todo eso, jefe?

INSPECTOR: ¿No se da cuenta, imbécil? Con esta gente no se puede estar leyendo cuentos para abuelas enfermas. Al próximo que se ponga a hacerse el chivo loco, le meto un porrazo que lo pongo a ver el planetario gratis. (Pausa. Se apertrecha en la butaca) ¿Qué buscaba usted allí? (Señala)

AGENTE 1: Un tipo que salió de no sé dónde, jefe, que me dijo que era el... el... el que sé yo de esta obra...

INSPECTOR: Ya, ya. Deje sus imaginerías para el teatro. (Pausa) Vamos, haga pasar al próximo. (El Agente 1, después de husmear otra vez entre el público, sale. El Inspector enciende su pipa con mucha ceremonia. Regresa el Agente 1)

AGENTE 1: Jefe, el próximo no es un próximo.

INSPECTOR: ¿Qué dice, hombre?

AGENTE 1: Que el próximo no es un próximo, es una próxima. Mire. (Señala la puerta por donde entra una joven despampanante, vestida con una cantidad ridícula de tela, con mirada sicodélica, andar de pato uyuyo, etc. Con esta "aparición" el público debe reanimarse. El Inspector, sorprendido en sus preparativos bélicos, cambia de color como un camaleón en momento de peligro, esconde pistola, pipas, linterna y porra, y clava sus ojillos de sinvergüenzón en la joven, sonriéndole)

INSPECTOR: ¡Ejem!... Buenas tardes... es decir, buenas noches... quiero decir, buenos días, miss... (La joven se inclina y sonríe) Hágame el favor... (Le señala la butaca) Siéntese, miss... (La joven agradece) ¡Ejem!

MISS MODOSSA: Gracias. Es usted muy amable. Muchas gracias. (Sonríe) Usted dirá señor Inspector. (Se sienta. Cruza las piernas y muestra al público sus "cualidades" como actriz) Con permiso.

INSPECTOR: (Se desploma en la butaca, atontado, mirando a la joven) ¡Ejem! (Trata de deshacerse de sus adminículos con ayuda del Agente 1. Miss Modossa disimula, vuelve a cruzar las piernas, etc.) ¡Ejem! (El Narrador, desde el público, le grita al Inspector: "está bueno ya de ejems, viejo, cambia la onda) ¡Ejem! (El Inspector amenaza al Narrador, pero vuelve a miss Modossa, todo sonrisa) ¡Ejem! Pues verá usted, miss... (Miss Modossa hace una reverencia)  Resulta que... (Mira al Agente 1 como pidiéndole ayuda)

AGENTE 1: Sí, resulta que... (Miss Modossa se impacienta, pero sigue cruzando las
piernas y moviéndose en la butaca como si le estuvieran haciendo cosquillas)

INSPECTOR: ¡Ejem!... Pues verá usted, miss... miss... miss...

MISS MODOSSA: Sí, señor Inspector.

NARRADOR: (Desde el público, alto) Acaba de decirle tu nombre, mijita. ¡Por Dios!

MISS MODOSSA: (Cayendo, con el Narrador, sonriente) ¡Ah! Es eso. (Al Inspector) Me llamo Miss Modossa, señor Inspector. (Le tiende la manito)

INSPECTOR: (Le besa la manito, emocionado) Mucho gusto. (Transición emocional) Pues verá usted, Miss Modossa... resulta que... la hemos molestado porque...

MISS MODOSSA: (no sabe cómo acomodarse) Sí, señor Inspector.

INSPECTOR: ¡Ejem! (Transición respiratoria) Pues sí, Miss Modossa, la hemos molestado porque... no sé si usted sabrá que en esta misma sala, hace apenas unas horas, el señor Azhom Brone, mayordomo titular de esta mansión, ha sido asesinado, y...

MISS MODOSSA: (Con voz de tiple) ¡Aaaaayyyyy! (Se horroriza) ¡Un crimen! (Se mueve toda, descontrolada) ¡Aaaaayyyyy! (Se levanta, da unos pasos, se descompone, vacila, se toca la cabeza) ¡Nooooo! ¡Dios mío! ¡Un asesinato! (Se despeina, se turba, se sacude, se escandaliza, se anonada) ¡Qué horror, qué espanto! (Se tambalea y cae en los brazos del inspector)

INSPECTOR: (Al Agente 1) Pero... ¿usted es idiota o tocororo cubano? (El Agente 1 se mueve y ayuda. Cargan a la muchacha y la colocan en un butacón. Se miran, como si fuesen dos camellos en medio del Gobi) ¿Será posible? (Apagón relámpago) ¡Cojones! (A oscuras, desde el público, habla el Narrador)

NARRADOR: Señores, esto no aparece en el texto de la obra, que yo leí de rabo a cabo. Yo creo que a esa actriz le ha sucedido algo. (Alto, se vuelve) ¿Hay algún médico en la sala? ¡Por favor!

Augusto Lázaro


@augustodelatorr


(continuará)

domingo, 10 de noviembre de 2013

PERO... ¿ES QUE EL MAYORDOMO NO ES EL ASESINO? 3


Escena 1

(Entra el Narrador y se queda en un extremo, observando cómo tratan de destrabar el telón)

NARRADOR: (Al público) Aquí entre nosotros, la culpa la tiene Manolito. Siempre se enreda con las sogas. (Se sienta en un quicio del proscenio) Ya se lo tengo dicho a Amides, que este muchacho no sirve para tarugo. (El telón se destraba de golpe y se descorre totalmente. Los tarugos se caen) ¡Al fin! (Se levanta) Bueno, ya que estoy aquí, les voy a decir que eso que ustedes ven ahí, si es que pueden ver algo, ya que todo está oscuro, es una sala amplísima, tipo inglesa, porque el drama se desarrolla en Inglaterra. (Se mueve, lo mira todo, sigue en lo suyo) Nadie en la plataforma. (Pausa) No sale ningún personaje, no se oye ninguna voz, ningún sonido, no se ve ninguna luz. Nada por todas partes, como dijo mi amigo Gerónimo Pomares en el estreno de Magia roja, de Michel de Ghelderode, ¿la vieron? Sí, es el mismo autor de Escorial. ¡Qué público más culto! (Mira alternativamente escenario y público) ¿Saben lo que dice el dire? Dice que es posible que ustedes se queden en babia, pero yo creo que es más posible que se queden dormidos, que sería aprovechar mejor el tiempo... (Se oye una musiquita de suspenso) Por eso los dejo, porque ya por ahí, cerquitica, se acerca la acción. ¿No la ven? (Sale)

VOZ: (Bajito) ¡Uuuuu!

(Por una escalera que está en un extremo entra una sombra oscura que se desplaza muy lentamente. El Narrador se asoma y le habla al público)

NARRADOR: Aunque ustedes no lo crean, eso es un ser humano. Sí señor. Aunque esté vestido de negro, y lleve una vela encendida en una bandeja de plata rústica en la mano izquierda, y un bastón de caoba legítima en la derecha, y se mande una cara dificilísima, que ahora no se le ve porque está oscuro, pero que ya verán en su momento. (Cada detalle que enumera el Narrador debe ser iluminado por un golpe de luz imitando una foto fija) Déjenme decirles que también usa espejuelos oscuros modelo Cámara de los Comunes, bombín largo forrado de gamuza, y bufanda de lana escocesa. Y fíjense cómo camina, como si estuviera parado, parece un mímico. ¡Ah!, y la calma que se gasta. Pero eso es teatro, puro teatro, porque el tipo está más nervioso que un cerdo a mediados de diciembre. Y no es para menos: él sabe lo que le espera, leyó el guion. Y yo también, pero no les voy a decir nada, que para eso no pagaron las entradas, qué carajo. Así que... (Golpe musical) ¡Que viva el suspenso! (Pausa) Bueno, ¿ya saben quién es? (Al tiempo que el Narrador dice sus parlamentos la figura va moviéndose, caminando, atisbando, etc., como si estuviera ella sola en escena) Pero claro, hombre, adivinaron: es nuestro héroe, el Mayordomo en persona, que entra en acción. (Pausa) Baja la escalera, camina un poquito hacia adelante, otro poquito hacia atrás, mira a todas partes, da tres vueltas a la izquierda y otras tres a la derecha, como si estuviera bailando aquello de... (Se escucha la canción, "uno, dos y tres, / qué paso más chévere...", etc. El Narrador y el Mayordomo conguean un poco, hasta que sienten otra vez la voz y la escena se paraliza. Posición anterior)

VOZ: (Menos bajito) ¡Uuuuuuuuuu! (El Narrador corre a esconderse, asomando la cabeza. El Mayordomo levanta la ídem)

MAYORDOMO: (Con voz de bajo grave de teatro lírico) ¿Quién anda ahí?

VOZ: (Mucho menos bajito) ¡Uuuuuuuuuuuuuuu!

MAYORDOMO: (Asustado) ¡Oooooh!

NARRADOR: (Entrando) Atención, amables televidentes: mírenlo ahora cómo se acerca al extremo de la sala, observen cómo se pega, el muy vaina, a una cortina que hay en ese lugar desde que comenzó la obra, vean cómo de allí mismo sale una mano umbría empuñando una sevillana tipo Chicago 39, que le atraviesa la espalda y el pecho al Mayordomo, el pobre, infeliz y efímero como un suspiro de amor imposible... (El Mayordomo ejecuta las acciones al tiempo que las va enumerando el Narrador) Y... ¡cataplún! (El Mayordomo cae al suelo) Como ven, la vela se apaga, el bastón se parte en dos, los espejuelos se rompen, el bombín se aplasta, la bufanda se desenrolla, se le sale la dentadura postiza, y lamentablemente, para que ustedes no puedan ver nada de lo que está sucediendo y se queden en la luna de Valencia, la luz, que ya de por sí era escasa, se convierte en ninguna, porque ahora, señoras y señores, se produce el primer apagón oficial de la puesta. (Oscuridad total) Y así termina, amables televidentes, con brillantez y originalidad, el primer movimiento de esta sinfonía irrepetible. (Si el público no aplaude delirantemente, poner una grabación de aplausos enlatados fuertes tipo concentración pública, a ver si así se entusiasma el respetable)

Augusto Lázaro


@augustodelatorr


(continuará)

domingo, 3 de noviembre de 2013

PERO... ¿ES QUE EL MAYORDOMO NO ES EL ASESINO? 2

PROLOGO

(Entra el Narrador y se coloca frente al público con un montón de papeles regados en las manos)

NARRADOR: Muy buenas noches, amables televidentes. La tragedia tan conmovedora que van a presenciar está dividida en cinco escenas. (Registra sus papeles) ¡Aquí está! (Toma una hoja de papel, se le caen algunas, mira al público, se ríe, lee) La primera se desarrolla un domingo por la madrugada. La segunda, el mismo domingo por la mañana. La tercera, el mismo domingo por la tarde. (Mira al público) Anoten, que después no se acuerdan y empiezan a preguntar boberías. La tercera... no, esa ya la dije. La cuarta, el mismo domingo por la noche. Y la quinta y final, el lunes siguiente por la madrugada. (Pausa) ¿Anotaron? Bueno, creo que no hay que ser muy inteligentes para haberse dado cuenta de que esta obra maestra se desarrolla en veinticuatro horas sólamente. (Pausa) Eso es todo. Muchas gracias por la atención prestada. (Sale. Entra otra vez con los papeles que se le siguen cayendo) Se me olvidaba: la administración del teatro les ruega dispensen la ausencia de programas, que por razones insignificantes unidas a la crisis no han podido imprimirse. Pero me tienen a mí aquí, que les iré detallando lo necesario para que comprendan los acontecimientos del drama, porque si no... (Pausa, sonrisa al público) Muchas gracias otra vez. (Sale. Entra una vez más con los papeles que le quedan) Dice el Jefe de Escena que les lea también los personajes por orden de aparición... (Se ríe) ¿Cómo se me ha olvidado ese detalle? Si es lo más importante. (Se ríe) Bueno, vamos a ver... (Registra sus papeles, carraspea) ¡Aquí está! Yo todo lo tengo ordenado, gracias a eso. (Mira un papelucho estrujado) Los personajes por orden de aparición, o de desaparición según el caso, pues no hay que olvidar que esta es una obra policiaca, de suspenso, de terror y de mentiras... (Solemne) ¡Mayordomo!, héroe y mártir de esta tragedia. (Tras el nombre de cada personaje se oirán dos palmadas grabadas de aplauso deportivo que seguirá el público si así lo desea) Inspector, sospechoso principal. Agente 1, sospechoso de segunda categoría. Agente 2, sospechoso sin categoría, o sea, casi inocente de antemano. ¿O no? (Pausa) Bobby, medio sospechosito él. Señor Vequio, antiguo y viejo sospechoso. Señora Dotta, delicada, fina y culta sospechosa. Ya la verán. Miss Modossa, sospechositica. Madame Clarée, sospechosa con dignidad. Tommy, sospechoso vulgar. Flower, sospechoso común. Periodista, el más sospechoso de los interfectos. (Se acerca al público. Bajito) Para mí que este es el asesino. (A lo anterior) Teresa, sospechosa de cuidado. Y de encargo, cuídense de la tosedera, no vaya a ser que pesquen una tuberculosis galopante. (Pausa) Por último, Morituri, conocido cariñosamente como Ave César por sus amigos que aquí no aparecen por razones de autoría. Este es el hombre que se va a hacer cargo del muerto. Porque en esta obra hay por lo menos un muerto, no vayan a despistarse. (Pausita) Bueno, eso es todo. Muchas gracias por tercera vez, y muy buenas noches. (Sale. Al cabo de 15 segundos vuelve a aparecer y se coloca esta vez en un extremo, los papeles que le quedan se le caen y se riegan por todo el escenario) Bueno, me acaban de informar que todavía no han terminado de maquillar al Mayordomo, porque el autor llegó tarde. No hay respetancia ni considerancia. Dice que esperando que le sirvieran el café en La Isabelica. (Se ríe) Y en la hora pico. (Del público le dicen algo) Ah, sí, esa misma, sí: Isolina. ¿Cómo te enteraste si tú estabas aquí? (Risas) Bueno, pues resulta que por culpa de Isolina, la rubia de fuego con la piel de ébano, yo tengo que entretenerlos un ratico hasta que comience la obra. (Pausa)  A ver qué se me ocurre, porque a mí no me contrataron por mis buenas improvisaciones. (Pausa) A ver qué tengo por aquí... (Registra sus bolsillos, recoge papeles caídos, etc.) Aquí tengo algunas opiniones que se han dado a la luz sobre la primera edición de la obra, que todavía está inédita. Pudiera resultarles interesante oírlas, pero... (Pausa) Bueno, podría leerles esta de... (Por un extremo se asoma el Jefe de Escena, que llama al Narrador)

JEFE DE ESCENA: ¡Psssss! (Le hace señas con la mano de que vaya hacia él)

NARRADOR: (Lo mira. Le hace señas de que lo deje tranquilo. Al público) Ya empezó a joder este tipo. (El Jefe de Escena insiste, el Narrador lo ignora. Al público) El se cansa, no se preocupen.

JEFE DE ESCENA: (Con más brío) ¡Psssss! ¡Psssssssssssssss! ¡Oye, tú! ¡Ven acá, muchacho!

NARRADOR: ¿Será posible? (El Jefe de Escena sale de su esquina y se acerca, furioso, al Narrador, que se pone en pie, porque estaba sentado en el piso, y se le enfrenta) ¿Qué es lo que es?

JEFE DE ESCENA: Muchacho, que ya terminaron de maquillar al Mayordomo y va a empezar esta mierda. Así que vamos, fuera. (Van saliendo)

NARRADOR: (Halado por el Jefe de Escena) Amables televidentes, con ustedes ya... (Golpe musical seco y fuerte) Pero... ¿es que el Mayordomo no es el asesino?... obra original de... coño, ahora no me acuerdo de quién... bueno, magistralmente interpretada por... (Aquí dice el nombre del actor) y dirigida por el Gran Maestro FIDE... (Aquí dice el nombre del director) ¡Olé! (Salen. Todavía se asoman los dos, el Narrador entra su cabeza cuando termina de salir el Jefe de Escena sin soltarlo, y grita) ¡Que la pasen bien, amigos! Esperamos que nuestra programación resulte del agrado de todos, pues no se devuelve el coste de las entradas, que se sepa... (Desaparece de un tirón. Comienza a descorrerse el telón, si lo hay, pero a los tres metros se traba. Se nota que alguien hace esfuerzos por destrabarlo, pero no hay manera) 

Augusto Lázaro


@augustodelatorr

(continuará)