domingo, 30 de agosto de 2015

ESA MUCHACHA TRISTE QUE SUEÑA CON LA NIEVE 31

Aleida me tiene sirica con el asunto del trabajo en la Vocacional. No pierde una sola

oportunidad para decirme lo bueno que sería que yo me pusiera a trabajar allá,  pero

niña, qué boba eres, allí vas a sentirte mucho mejor que aquí metida. Y la sorpresa del

año: Guillermo trabajando, casi no lo creo, ¡ah!, y cada vez que me ve me suelta el

mismo sonsonete, es que ya me cansé de andar flotando, Taniucha. Pero Marina no

da su brazo a torcer aunque le den candela, como el Macao, es que Guillermo ya

es un hombre, Tania, ya es mayor de edad, ahora en este país hasta los culicagados

son mayores de edad y se gobiernan, una barbaridad más, hacen lo que les sale

del pito o de la tota, y por eso yo no puedo obligarlo, no tengo ninguna autoridad

sobre él, ahí lo tienes, se puso a trabajar en un taller de mecánica que está por allá

por donde el Diablo dio las tres voces y ya, y si sigue como va lo pierdo, lo pierdo de

verdad, Tania, me lo cambian, me lo transforman, le lavan el cerebro, imagínate,

todo el día oyendo los teques políticos, el adoctrinamiento, las consignas, la

propaganda, no, si te lo digo, lo pierdo, de ésta lo pierdo. Y mientras, yo en el medio

de este estira y encoge. ¿A quién hacerle caso? Aurelia que la escuela, Aleida que

el trabajo, Marina que nada de nada, Guillermo que hay que ponerse a hacer algo,

Mayra que el bisne, Miguelito que hay que irse, y mis padres bien, gracias. Nananina

la billetera. Ni una postal por el cumpleaños. ¿Y yo qué carajo pinto? Lo mismo de

siempre: mierda. Un cero a la izquierda, un papel de inodoro en la taza, un latón de

basura, no eres nada, Tania, nada, no tienes voz ni voto, nadie cuenta contigo, los

demás son los que van a decidir por ti. ¡Mierda! Tiene gracia, pero ya está bueno,

por mí nadie va a decidir sino yo misma. Y al carajo los demás si piensan que me van

a marionetear. Ja ja ja. A mí no me va a marionetear ni Dios. Así que a ponerme a

analizar mi situación y lo que voy a hacer. Vamos a ver: si  me pongo a trabajar en la

Vocacional resuelvo el problema del dinero y me entretengo haciendo algo que

nunca he hecho y que me va a ocupar un buen pedazo de mi tiempo y fuera de la

casa, aunque entonces no me va a alcanzar el tiempo para nada, ahora que estoy

esperando el paquete que mi mamá quedó en mandarme hace un siglo en su

última carta, me dijo que para que fuera viendo cómo se visten las muchachas allá

en el Norte, y por eso ya empecé a arreglar toda mi ropa desde ahora, pero

además se me ha metido en el moropo transformar esta casa también, por si acaso

no me llego a ir nunca y tengo que joderme en esta mierda, que sea lo mejor

dentro de lo que cabe, y no estar metida en este lugar con tanto polvo y tanta

mugre en todas partes, y eliminar la yerba del patio, el churre de las paredes,

pintarla toda, reparar el tejado para que las goteras me dejen tranquila, poner

cortinas bonitas, bombillos de luz fría, todo eso. Sí, estoy como una cabra, eso

dicen Mayra y Miguelito, pero en algo tengo que entretenerme si no quiero que me

ingresen en el psiquiátrico, estás de camisa de fuerza, muchacha. Pero si tú te vas a

largar de este país, ¿para qué te vas a poner a arreglar esta casa para que se la

coja otro que se quede? Bueno, Mayra con sus cosas. Pero déjenme a mí con las

mías, que mi salida se va prolongando tanto que yo creo que de aquello nada, el

Tony nunca va a aceptar que yo me lleve a Bertica para el Norte y en esas estamos

hace ya demasiado tiempo y yo tengo que hacer algo mientras estoy aquí para no

sentirme metida en un agujero hediondo, oscuro, sucio, aterrador. Mi casa. Una

mierda de casa. Y así no se puede vivir. Y si me pongo a estudiar... bueno, otro

asunto peliagudo. Pues cuestión, que mi problema no tiene solución por el

momento. Como dice Aleida, que ella cree que yo voy a salir de Cuba cuando

para la gallina prieta que tiene ella en su patio, es verdad, Aleida, no voy a dejar

que esta casa se me caiga encima. Tengo 3 opciones: 1) trabajar, ganar dinero y

arreglar la casa, 2) matricularme en la Escuela de Comercio y esperar que Aurelia

me ayude a sobrevivir, 3) no hacer nada y pudrirme aquí en la casa y sufrir las crisis

que me dan y que me dejan medio sansi cada vez. Un laberinto, un rompecabezas,

un puzzle, un ajiaco, y usted verá que ahorita me empieza a doler la cabeza y

aspirinas y café y cigarros y el copón bendito. Y vendiendo lo poco que queda en la

casa la estoy dejando más pelada que un pollo para fricasé. O quizás podría

mudarme. Ahora que lo pienso, si tengo que quedarme en Cuba lo mejor sería vivir

en una casita, muy pequeña, con un solo dormitorio, yo solita allí y todo nuevo,

porque ésta es demasiado grande y cualquier familia numerosa estaría dispuesta a

arreglarla. No digo yo, pero niña, estás loca de verdad, ¿cómo te vas a ir de aquí?

Tú naciste en esta casa y esta casa es tuya, nadie te la podrá quitar... anda, piénsalo

bien. Aleida me va a volver loca con tanta perorata. Sus buenos consejos, sí, pero

en la concreta nada de nada, Tania es la que siempre se jode, ah, sí, y los demás

dirigiéndola, mira, Tania, tú lo que tienes que hacer es decidirte y ponerte a trabajar

en la Vocacional, sí señor, y cambiar un poco tu estilo de vida, tu... vamos, ¿cómo

te diría? Sí, vestirte un poco más... No tengas pena, Aleida, dilo por lo claro: un poco

más decente, ¿verdad? Si no me molesta que tú pienses lo que piensa todo el

mundo, no tengas pena. No quise ofenderte, Tania, no pienses que yo... No lo

pienso, Aleida. Yo sé que esta cuadra es de ampanga, cada vez que salgo lo noto,

el cuchicheo, las miraditas, los toquecitos con el codo, ya me tienen hasta aquí,

pero yo creo que no es por la ropa, no, porque yo siempre me he vestido así como

me ha dado la real gana, y la gente no tiene que estarse fijando en lo que yo me

pongo o me dejo de poner, si el escote está muy bajo, si la saya me da por la mitad

del muslo, si no llevo ajustadores, si se me marcan las nalgas con los pitusas tan

apretados, si llevo la raya del pantalón en el culo, y perdona la expresión, pero es

así, y óyeme una cosa, Aleida, yo no me visto así para llamar la atención, si la llamo

no es por mi culpa, porque a mí lo que menos me interesa es llamar la atención, lo

que me gustaría es que la gente ni me mirara, ni se enterara de que yo existo y al

carajo. Aleida mueve la cabeza y me dice que no es para tanto, y se baja del muro

con su sonrisa de siempre... ¡Ah! La gente, el qué dirán, las dudas... son las únicas

compañeras que nunca me abandonan. Las dudas, los pensamientos, la espera. Sí,

sería muchísimo mejor que nadie se fijara en mí. Porque de la gente lo único que

puedo esperar es lo que me ha dado hasta ahora: quebraderos de cabeza, llanto,

líos, rabia, rencor, y ganas de hacer BOOOM y reventar de una vez. Como si fuera

un siquitraqui...

(continuará)

Augusto Lázaro

@augustodelatorr


www.facebook.com/augusto.delatorrecasas

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