Ahora
me ha dado por vender todas las cosas de valor que quedan en la casa. El
dinero
está al liquidar y no se me ocurre nada ni me decido a buscar un trabajito de
ésos,
que no es cosa fácil. Aleida me dijo que Juan puede ayudarme con eso por sus
relaciones
con Educación y con la Vocacional, dice que allá yo estaría muy bien,
rodeada
de jóvenes y entretenida todo el tiempo, pero no sé, no me decido. Y Aurelia
con
la escuela de comercio, y cada vez que hablamos le digo lo mismo que a Aleida,
que
no puedo pensar bien en estos días, que no me decido, que no sé. Pero por los
cuentos
que me hacen Mayra y Miguelito trabajar es comer mierda, le enredan la vida
al
que trabaja con horas extras gratis y un montón de actividades que no le dejan
tiempo
ni
para cagar en paz. Y total, en este país los que mejor viven son los que no
hacen
nada,
los que están en el bisne, manita, o los que tienen parientes en el Norte que
les
mandan dólares y muchas cosas para vivir bien, en lo que cabe, porque aquí
vivir
bien
está prohibido, y trabajando honradamente tú no ganas ni para comprarte un
par
de zapatos... si los encuentras. Qué Mayra. Bueno, seguiré pensándolo, no
pienso
escacharme
otra vez. Y mientras, pasan los días, las semanas, los meses, y yo aquí
estancada,
empantanada entre la mierda y la nada sin saber qué destino me
espera.
Y sin dinero no se puede vivir, eso ni aquí ni en ningún lugar. ¡Ah! La vida es
un
suspiro que se nos va sin darnos cuenta y cuado reaccionamos ya somos viejos
los
que
llegamos a viejos y no podemos hacer otra cosa que sentarnos en una
comadrita
vieja a esperar que nos llegue la hora. La juventud dura muy poco,
demasiado
poco, no da tiempo para hacer proyectos y ejecutarlos, y esa etapa,
que
es la más bella de la vida, se gasta cometiendo errores y metiendo la pata,
soñando
como tontos para después lamentarse como imbéciles demasiado tarde. Si
yo
hubiera sabido, si tuviera veinte años, si no hubiera hecho tal cosa, si
volviera a
nacer
y todas esas sandeces que se piensan cuando se añora lo que pudimos hacer
y
no hicimos, o lo que no pudimos y quisimos hacer y mejor no sigo porque me da
dolor
de cabeza y no estoy para eso. Por eso voy a hacer todo lo que me salga,
ahora
que soy joven y puedo, para no lamentarme después. No, a mí no me va a
pasar
como a esos viejos que siempre están añorando lo que no hicieron de
jóvenes,
no señor. Pero no me decido por nada, sigo en esta maldita incertidumbre,
no
sé qué es lo que me conviene, no se me ocurre nada que me saque de esta
espera,
de este dejar que el tiempo pase, y el tiempo pasa y yo sigo aquí en las
mismas.
Por qué no seré como Mayra, que no piensa las cosas dos veces. El mundo
es
de los que se lanzan sin pensar las consecuencias, y el que no se arriesga no
cruza
la
mar. Por eso me ha dado por deshacerme de lo que dejaron las primas, muy
poco
por cierto, pero a eso voy a sacarle alguna platica para seguir tirando a ver.
Hijas
de puta. Arrasaron. Y como eran dos contra una no pude hacer nada.
Cabronas.
Y menos mal que dejaron algunas cosas de valor, el juego de cuarto de
mis
padres que no pudieron llevárselo, el televisor que no les interesó, el
tocadiscos
que
dicen que está anticuado. Ya veré. Así me quede en cueros, todo lo que pueda
lo
voy a vender. Al carajo los recuerdos que de nada me sirven. Y nada de
sentimentalismos.
Después a pensar en la escuela, que yo quisiera tener un título, no
digo
yo, aunque si vuelvo a estudiar y me llega la salida qué. De eso Aurelia no se
da
cuenta. Dice que quien no estudia nunca será nada. ¿Y quien estudia qué será?
Si
aquí los que son alguien son los que no han estudiado, al menos, la mayoría. Y
en
cuanto
al dinero, no pienso acostarme con ningún extranjero de ésos por nada, que
si
voy a ser puta será por placer, no por dinero ni regalos ni nada. No soy, no
voy a
ser
nunca una acabanda ni una Mayra ni un bolloloco como andan por ahí algunas
que
yo conozco, ni una pelandruja de fin de semana. De eso nada. Creo que con lo
que
le saque a estas cosas podré resistir algunos meses más a ver si mis padres por
fin
reaccionan y aflojan, porque yo creo que la negativa de Tony es porque quiere
sacarle
dinero al asunto de Bertica. Para lo que le importa su hija al muy cabrón. Y
yo
aquí dentro, como si allá fuera no existiera vida ni personas ni animales ni
nada.
Porque
cuando cojo calle unos días enseguida me cae el gorrión y a meterme otra
vez
en este agujero a lamentarme de mi puñetera suerte. Dejando que se me
escapen
los mejores años de mi vida, sola, siempre sola, y lo único humano que oigo
es
la voz de Aleida por el muro que me dice pero niña, sal, respira aire puro,
pasea,
vete
al cine, a caminar por ahí, busca a las muchachitas del Pre que estudiaron
contigo,
reúnete con ellas, habla con la gente, ríete, ¿qué tú haces encerrada aquí
como
una babosa en su concha? Y le digo que no estoy preparada para todo eso
que
me dice, y Aleida me larga una palabrota, cosa rara en ella, tan comedida, es
que
las muchachitas del Pre no vienen por aquí, he perdido el contacto con ellas,
Aleida.
Eso es lo que pasa... ¿Pero cómo tú quieres que vengan si esta casa parece
que
está sellada por la Reforma Urbana? Tienes razón, Aleida, tienes toda la razón
del
mundo, es verdad que me estoy carcomiendo aquí dentro, tengo que salir y
pasear
como tú dices, pero no sé qué hacer si salgo, a dónde ir, no sé... ¿Y esa
familia
que tú visitabas allá en Vista Alegre? La visito de vez en cuando, pero allí
también
tienen un drama que me pone los pelos de punta. Te dejo por imposible,
pero
cuenta conmigo cuando quieras, sabes que me tienes aquí para lo que
quieras.
Gracias, Aleida, eres una buena vecina. Pues nada, que Aurelia se quede
con
Bertica todo el tiempo que quiera, aunque haya gente que piense y que diga
que
yo no quiero a mi hija. Desgraciados. Si hasta las fieras quieren y cuidan a
sus
cachorros.
La humanidad. Ah, de sólo pensar en eso me pongo a millón y ahorita
me
duele la cabeza y me pongo a toser y me da un ataque de asma. Tengo que
hacer
algo. Y pronto. Buscar un trabajo, matricularme en la escuela de comercio,
tirarme
delante de una rastra, algo. Pero algo. Aleida tiene razón: cualquier cosa
será
mejor que seguir metida aquí martirizándome con lo que no puede remediarse.
Esto
es lo que me tocó y me tengo que joder. La vida no puede reducirse a este
encierro.
No. La vida tiene que ser hermosa. Yo me he equivocado de camino. Sí,
ese
es el problema. No he sabido encaminarme. Pero rectificar es de sabios y si me
lo
propongo mi vida puede cambiar de la noche a la mañana. La vida debe vivirse
y
no pensarse tanto, qué carajo, como me dice Aleida a cada rato, y yo tengo que
superar
esta desgana y proponerme de verdad salir de esta encerradera de algún
modo.
No vaya a ser cosa que cuando venga a darme cuenta ya esté hecha una
piltrafa
quisquillosa y peleona, insoportable como la tía Emilia, y así la gente te
huye,
te
dicen rompegrupos, aguafiestas, agripina, sí, la llorona, la madre el que se
quede
a
esperarla, Aleida, sí, tienes mucha razón, mi amiga, ya lo creo que tienes
razón,
pero
te juro por mi hija que voy a dar un vuelco a mi vida que ya verás, en serio,
ya
verás,
un vuelco de tres pares de cojones, voy a vivir la vida, a vivirla, y a no
pensar
más
cómo vivirla...
(continuará)
Augusto
Lázaro
@augustodelatorr
www.facebook.com/augusto.delatorrecasas
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