domingo, 18 de mayo de 2014

EL AULA SUCIA 23


               Certificado de evaluación del profesor. Universidad de Oriente. Dpto. de

               Literaturas. Facultad de Artes y Letras. Profesora: Marnia Brauet Infante.

               Instructora. Período que se evalúa:



La segunda evaluación de Marnia exponía el porqué se proponía su pase a la

escala superior inmediata en el escalafón, enumerando el trabajo que había

realizado: 4 asignaturas en los cursos diurno y nocturno, sustitución de la docente

Liliana Fernández por 4 semanas, varios trabajos además de los establecidos para su

categoría y otros que incluso incluían guiones para la televisión de la provincia,

trabajo en grupo, superación, etc., y que en cada una de las visitas efectuadas a sus

clases había obtenido al menos un 4 de cinco posible. Y al final:



               Conclusiones: la docente se ha desempeñado bien en las tareas de su plan

               con  logros muy concretos, que trascienden las posibilidades inherentes a la

               categoría  de Instructor.



En la asamblea de méritos y deméritos Marnia aumentó su nivel:

1) Cumplidora con la emulación socialista.

2) Cumplidora con su superación.

3) Sobrecumplimiento en su plan de trabajo.

4) Defensa.

Mario se reía cada vez que ella le hablaba de los méritos.

--Mira, aunque a mí también me hacen pasar por toda esa bobería, a mí me parece

que eso no es tan serio. Mira, ellos dicen que los méritos constituyen estímulos

morales para el trabajador, ¿no? Bien. Dicen eso. Dejando a un lado si al trabajador

le interesan realmente esos estímulos, ¿para qué sirven los méritos? Y la pregunta

clave: ¿qué logra un trabajador acumulando méritos?

--Pues logra que lo tengan en cuenta para cualquier promoción.

--Sí, logra eso, claro, que lo tengan en cuenta. Pero logra otra cosa: si van a

entregar un artículo electrodoméstico, por ejemplo, un refrigerador, ¿a quién se lo

entregan? ¿Eh? ¿A quién? ¡Ah! Pues al que tenga más méritos. Pero fíjate que todos

los méritos son tomados de tareas que apoyan, de una forma u otra, las

orientaciones que el Partido y los sindicatos lanzan a los trabajadores. ¿

Comprendes?

--¡Ay, Mario! Tú le buscas los entretelones a cualquier asunto.

--A cualquier asunto no, al que los tiene. Mira, eso de los méritos es algo que obliga a

los trabajadores a realizar tareas de apoyo a la Revolución, o sea, al Partido, tareas

que de no existir los méritos los trabajadores no realizarían. Imagínate si yo mismo me

limito a cumplir con mi trabajo y nada más, como está establecido en mi contrato.

Es decir: nada de guardias ni de trabajo voluntario ni de mítines, desfiles,

concentraciones, etc. ¿Eh? ¿Qué gano entonces? En primer lugar, ser mal mirado

como un trabajador que no coopera, que por otra parte se va a morir de viejo en su

puesto sin subir jamás, y eso saliendo bien. Y en segundo, cuando llega el

refrigerador que te dije, por ejemplo, el pobre Mario tendrá que conformarse con oír

las conclusiones de la comisión en la asamblea, porque jamás le entregarán ni

siquiera un reloj despertador. ¿Me copias?

--Tienes el criticón subido hoy.

--Eso de los méritos no es más que una estratagema para mantener a los

trabajadores... integrados, activos, movilizados en función del Partido y de sus

orientaciones.

--Es posible, querido, pero me parece justo que quien haga más reciba más.

--No, si a mí también me parece justo, pero quien haga más en su contenido de

trabajo, no recogiendo tomates en una granja hortícola ni gritando consignas en la

calle.

Marnia miró a su marido con una mezcla de reproche y admiración: él tenía

una bien ganada fama entre los círculos culturales de la provincia de gastarse una

lengua durísima y sin pelos, y eso le había ocasionado problemas, aunque sin

trascender al peligro de que pudiera perder su empleo. No hacía caso de esas

opiniones, porque no se las daban a él en su cara, pero él las conocía de trasmano.

--Ahora la gente está corriendo con la Conferencia Lingüístico-literaria, ya tú sabes.

A propósito, amor, ¿por qué no participas? Nada más que tienes que pagar

veinticinco pesos y si quieres hasta puedes presentar algún trabajo crítico, de esos

que tú tienes inéditos. A ti te admitirían de seguro. ¿Eh? ¿Por qué no te embullas? Y

así estamos los dos allí. Anda, así al menos cambiamos de ambiente unos días... ¿Eh?

¿Qué te parece?

--¡Hum!... Bueno, vamos a ver. A lo mejor me embullo. Ese mundo tuyo de la

Universidad me atrae: es fascinante, y creo que quizás pueda sacarle partido

literario. A lo mejor me embullo, sí... yo creo que en toda la ciudad no hay otro

centro donde se reúnan tantas situaciones a la vez absurdas e interesantes... sí,

propias para la literatura.

Marnia recogió algunas cosas y se preparó para su segundo trabajo: el doméstico.

--En el Departamento hay una crisis en estos días. Dos profesores de viaje por Europa

y el doctor Matta enfermo.

--¿Qué le pasa?

--Bueno, tú sabes que a él le dio un infarto, parece que el corazón no le está

funcionando muy bien.

--¿Y tú tienes que hacer su trabajo?

--Liliana y yo, figúrate. En los demás colectivos la situación no está de maravillas

tampoco. Y con tantos viajes...

--A ver cuándo te toca uno...

Esa noche Marnia se acostó preocupada por la cantidad de clases que tendría que

impartir mientras el doctor Matta se encontrara de licencia. Pero había, además,

otra cosa que la preocupaba desde que le habían anunciado que podría ascender

de su categoría a la inmediata superior como sugería su última evaluación. Pensaba

en la actitud que hacia ella mostraban dos compañeras del Departamento, sobre

todo una de ellas, cuyo cambio era notable, aunque se esforzaba en disimularlo,

especialmente en público. Marnia se preguntaba si estaría aspirando a esa

categoría. Tenía ese derecho: era más antigua y la misma capacidad aparente.

Habría que preguntarse qué parámetros tomaron en cuenta Ernesto y Liliana para

preferirla a ella, en caso de que fuera así, y no a la otra, que se lo merecía igual o

quizás más por su antigüedad. "Total -susurró para sí, medio dormida-, lo mismo aquí

que allá, por unos pesos más... no vale la pena enemistarse... ya hablaré yo con la

Decana para ver si... para ver... mañana... para ver... la Decana... si..."



Augusto Lázaro


@augustodelatorr


http://laenvolvencia.blogspot.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario