Mario
se encontraba descifrando el misterio de la última novela de John Saul
cuando
Marnia abrió la puerta y entró, muy agitada.
--Cariño,
adivina.
Mario
soltó el libro, se levantó, y besó a su mujer.
--No
me digas que te vas de viaje a Europa.
--No,
pero es una buena noticia. Lo que tú me pronosticaste, mira.
Le
extendió una copia de su nuevo contrato en el que se especificaba que ahora
ella
cobraría $295.00 mensuales.
--Bueno,
algo es más que nada -dijo Mario cuando leyó el documento.
--Y
dale con el dinero. Como si lo único que te interesara fuera eso.
--Es
la palanca que mueve al mundo. ¿O no?
Tomaron
café del termo y Mario encendió su acostumbrado. En el nuevo contrato
había
algunas variaciones sobre el contenido de trabajo:
Desarrolla docencia en clases de:
prácticas de laboratorio y clases prácticas,
seminarios, imparte conferencias
previa autorización del Decano, cumple las
tareas docentes, metodológicas, de
investigación, administrativo-docentes
y de ayuda a la producción, que se
establecen para esas categorías, y
realiza otras tareas que se le
asignan.
--¿Ves?
Poco a poco me voy acomodando a la Universidad.
--Sí,
ya veo... -Mario hizo una mueca- ¿y eso de Decano? ¿Tronaron a Milagros?
--No,
¿cómo van a tronarla? Eso es como todo: así está impreso en los documentos, y
así
se pone, no se fijan en si es hombre o mujer.
--¿Así
que te aumentaron quince pesitos? Y te aumentaron, pero mucho más, el
contenido
del trabajo.
--Bueno,
ya tú sabes... es que yo creo que me voy a quedar fija, y...
Mario
la miró, moviendo la cabeza. Le gustaba que su mujer trabajara en la
Universidad,
aunque no compartía lo que él llamaba excesos en la exigencia que el
plantel
tenía con ella.
--Fíjate
que aquí dice prácticas de laboratorio, tareas administrativo-docentes, y de
ayuda
a la producción -Mario alzó la vista y se quedó mirándola un instante,
fijamente-.
¿Tienes idea de en qué consistirá esa llamada ayuda a la producción?
Porque
ya ustedes hacen trabajo productivo algunas veces, y que yo sepa, la
Universidad
no se va de cara al campo.
--No,
no sé nada de eso. Pero no te preocupes, que si tengo que ir al huerto algunos
días
te traeré un montón de tomates, para que te des gusto.
Augusto Lázaro
@augustodelatorr
(continuará)
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