domingo, 5 de mayo de 2013

NO ES UNA FLOR QUE VUELA 16


Portero de finca, guarda nocturno de hostal, telefonista de contactos, recadero de

organizaciones, chico de los recados de empresas importantes, mozo de recolocación de

productos en hípers, guardia de seguridad del Metro, inspector de billetes de autobuses,

controlador de entradas y salidas de trenes de cercanías, viajante de medicinas,

correveidile de políticos locales, llevaitrae de pejes gordos, higienista de hospital,

mecanógrafo/ordenador de editoriales de tercera, telepizzero, entregador de bultos a

domicilio, corredor de apuestas, mesero de bar, cobrador de seguros, locutor de radio,

presentador de programas indecentes en televisión, cartero comercial, poeta de oficio

para revistas rosas, enhebrador de agujas en residencias geriátricas, damo de compañía

de ancianas de la cuarta edad, acompañante de enfermos ingresados solitarios, oficinista

de agencias de viajes, maletero de aeropuerto, buscador de objetos perdidos,

recaudador de impuestos, payaso de fiestas infantiles, veedor de museo, restaurador de

libros, oidor de ancianos parlanchines en residencias privadas, lector de tabaquería,

cuidador de párvulos, marcador de turnos en colas de cines, taquillero A, acomodador B,

limpiador de zapatos, anunciante de nuevos productos, hombre sandwich, repartidor de

propaganda, buzoneador, corredor de mudanzas, gestor de alquileres, envasador de

artículos de súper mercados, vendedor de pan de hornos grandes, cantador de lotería,

corresponsal de emisoras de radio, empaquetador de periódicos, disc jockey de

karaokes, alimentador de animales de circo, cocinero C, repostero D, catador de

chocolate, revisor de productos puestos a la venta, negro de escritores mediocres,

mecanógrafo de escritores imbéciles, solapero de best sellers, asegurador de clientes

nuevos, aprendiz de oficios rústicos, sembrador de patatas, recogedor de manzanas,

ordeñador de vacas locas, bañador de monos en el zoo, peinador de damas de copete,

peluquero de señoras no tan distinguidas, barbero de imberbes, detective privado súper

discreto, fotógrafo de famosetes de tercera, limpiador de cristales de coches, limosnero

de iglesia, orientador de modas, aspirante a político honrado, pregonero de fiestas

públicas, boyscout de obras infantiles, repasador de hojas de té, hojalatero, aprendiz de

fontanero, botones de hotel barriobajero, lanzador de aros, anunciante de compraventas,

tesorero de logias masónicas, monaguillo pueblerino, tarugo de teatro, rodante de

bastidores, halador de toros muertos, trasquilador de ovejas, campanero de parroquias,

motorista virtual, ayudante de la secretaria del jefe de despacho del alcalde de

Fuenteovejuna... etc. No es un chiste de mal gusto ni una manera de perder el tiempo ni

un lequeleque de protesta contra el desempleo ni una queja inútil ni el lamento de un

desesperado que ha perdido la esperanza de incorporarse al mundo laboral... ¡NOOO!

Porque el caso es que ya no estoy interesado en trabajar en nada, absolutamente en

nada, ni siquiera de Ministro del Ramo. Y porque además, si aquí a los cuarenta y cinco

cuesta trabajo, díganme ustedes a los que pasan de sesenta. Pero esta es una relación de

empleos a los que he intentado acceder llamando por teléfono, yendo en persona,

llenando formularios, solo, acompañado, en bajos, en altos, por la mañana, por la tarde,

esperando mi turno, mi llamada, mi examen, mi entrevista, mi ingreso, mi... y Nananina la

billetera. Pues al carajo, majo, que lo que es el Menda se cansó de hacer el bobo

buscando trabajo y se resignó a vivir con un subsidio ejercitando el noble arte del dolce

far niente como dice Alberto Sordi. O como decía, el pobre, que se jubiló de la vida y del

mundo de los vivos hace...

--¿Qué esperabas, hombre? ¿Qué los periodistas fueran objetivos, que dijeran la verdad

de lo que estaba sucediendo? Me cuesta admitir que a tu edad seas tan inocente.

--No lo soy, pero me asombra que en un país donde existen tan diversas opiniones todos

los periodistas simpaticen con un solo bando. Y óyeme... ahora que hablamos de eso,

¿te has dado cuenta de que nunca tocamos estos asuntos en nuestras conversaciones?

--Mejor no tocarlos, querido. La política me asquea, mejor hablar de flores, de niños

jugando en un parque, de música instrumental... ¿no te quejabas de que no encontrabas

esas cosas en la prensa y la radio? Y no digo en la tele, porque sería demasiado tonto

pedirle al olmo que nos diera peras.

El caso es que Selene no quiere creerme que yo haya rebasado las doscientas gestiones

de buscar empleo. Dice que si hubiera sido ella, a los ocho o diez intentos se hubiera

resignado a vivir desempleada toda la vida, y que Dios la proveería en caso de

necesidad extrema. ¡Dios la proveería! Lo que hay que oír.

--¿Y en qué tiempo has podido dedicarte a visitar tantos lugares en busca de empleo?

Porque el día, que yo sepa, sólo tiene veinticuatro horas, de las cuales supongo que

estarás durmiendo ocho y otras tantas en actividades imprescindibles como el aseo, en tu

caso las lecturas que me has dicho, el transporte, lo demás. ¿Cuánto te queda?

--No sabía que te gustaban las estadísticas, nenita. Pero así como suena, si lo crees o no,

allá tú con tu condena... es un dicho de mi tierra... o una canción... ya no sé ni dónde es

que la liebre da el salto.

--Donde menos se piensa, o sea, en la azotea, como tú llamas a la chola.

--Bueno, a la chola se le llama de diversas maneras. Esa es sólo una.

--Déjate de memeces, como también tú dices, que... ¡oh! Ya me estás contagiando con

tu manera de hablar y tus palabritas extrañas. Esto es increíble.

--Por cierto, rica, ya que tú tienes coche, ¿por qué no me llevas un fin de semana a

alguno de esos pueblos que tú dices que son tan bonitos?

--Oyeme una cosa, amiguito: si pretendes que yo me convierta en tu guía turística, o en tu

cicerona, estás más errado que el Corregidor de Villanueva de la Sierra.

--No te voy a preguntar quién es ése, porque me parece que lo acabas de inventar...

quizás para pagarme con la misma moneda, cosa que ya no se usa en la gente de bien...

como tú.

--Anda ya, hombre, anda ya... y hablando en serio, ¿por qué no me cuentas algo sobre

esas gestiones tuyas buscando trabajo? ¡Quién te hubiera visto! ¿Qué te decían? ¿Qué

respuestas te daban? Anda, hombre, cuéntame, para reírme un poco.

--Nada interesante me decían. Unas veces llenaba una solicitud, otras me entrevistaban,

otras me estrechaban la mano y me decían que me avisarían, y así. Increíble, ¿verdad?

Casi diez años dedicado a perder el tiempo en esos vanos intentos y nada, además de las

gestiones que he tenido que hacer para sobrevivir. Lo único que lamento es no haber

tenido más tiempo para convencerte de que rechazar mi oferta es una estupidez.

--¡Pero bueno! Oye, pero... contigo la verdad que...

--No lo digas: hay que tolerarme o... mandarme a la mierda.

--Bueno, bueno, vamos a dejarlo ahí. Y mira... es verdad que no te ofrecido mi coche. No

para hacer turismo, sino para algunas de tus gestiones, pero es que casi siempre lo tengo

en el taller, y cuando está disponible casi no lo uso. La gasolina está muy cara, yo casi no

puedo salir del hostal, y mis deseos de meterme en el vehículo y correr por ahí con esos

atascos... no vale la pena. Perdóname.

--No tengo nada que perdonarte, mujer. A mí tampoco me entusiasma mucho el coche.

Sólo que me gustaría conocer algo más que esta capital que ya me la conozco de

memoria, porque creo que no hay un puñetero rincón que yo no haya visitado. Por otra

parte, no es normal que la dueña del hostal donde se ha hospedado un hombre que

insiste en que lo acompañe a todas partes brinde su coche para pasear juntos como

dos tortolitos. Te comprendo y te exculpo.

--Pues no señor, ni me comprendas ni me exculpes. Y déjate de achacarme prejuicios que

no tengo. Eres imposible, imprevisible, sorprendente, cargoso, machacoso, insoportable, y

algo más, pero este fin de semana te voy a llevar a un pueblecito que da gusto mirarlo

desde una colina. Así que vete preparando.

--¡Selene! ¿No me estás tomando el pelo? No juegues con mis sentimientos.

--No seas cursi y prepárate. El sábado... ¿te parece bien? El sábado por la mañana y así

comemos allí.

--Yo...

--Tú nada. Pero no te ilusiones, ¿eh? Un viaje de amigos. Nada más que de amigos.

Augusto Lázaro


@augustodelatorr

(continuará)

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