sábado, 18 de octubre de 2014

EL AULA SUCIA 45


--Amor, ya salí de mi tercera evaluación, y salí bien. Mira, aquí tienes la copia.

Mario ojeó el contenido de las hojas mecanografiadas. Sonrió.

--A mí jamás me evalúan. Una vez me dijeron que mi evaluación tenían que hacerla

los asesores de La Habana, porque parece que aquí, en Cultura, no hay ninguna

persona que ellos consideren que está por encima de mí, culturalmente hablando.

Marnia le reprochó su autosuficiencia con los ojos. A pesar de que la Universidad

tenía una bien ganada fama de ser un centro que volvía locos a sus profesores, sin

dudas en esas cuestiones marchaba a la vanguardia: allí todos los trabajadores eran

evaluados cada año, todos tenían su carné de salud actualizado, percibían sus

salarios sin retraso, etc. Y en el organismo de Mario las cosas no marchaban tan

ordenadamente.

--No en balde la gente dice que Cultura es un desastre. En tu centro la organización

está brillando... -y Marnia sonrió- por su ausencia.

Se recostaron al balcón y comenzaron a comentar sobre la gente que pasaba o

que invertía su tiempo de ocio en los bancos del parque, en los bajos del edificio.

Todos los días, cuando Marnia no estaba a esa hora en la Universidad, hacían lo

mismo, hasta que llegaba Aimée, alrededor de las 12.45: entonces comenzaba el

ritual del almuerzo.

--Sí, Cultura es un desastre. Allí nadie sabe la hora que tiene su propio reloj. Y de

salarios ni hablar. Mírame a mí: treinta años como Asesor Literario y gano sólamente

$250.00, porque me dicen que no soy un graduado de ahora. ¿Te imaginas?

Los niños de la primaria comenzaron a llegar. Aimée se demoraba casi siempre, se

escabullía del control parental, inventaba cuentos, aunque a veces era cierto que

la maestra la retenía, a ella o a todos, por algún motivo.

--De todos modos yo preferiría trabajar en un organismo como el tuyo. En el mío hay

muchos ojos encima de mí, y eso me tiene en tensión permanente.

Algunas mujeres del edificio se pasaban casi todo el día en los bancos del parque.

Algunos jóvenes también. Mario los miró, y trató de acordarse de cuando él era un

adolescente, en qué se entretenía, pero a su memoria no le llegó ninguna imagen

suya ni de sus amigos sentados en un banco de un parque horas y horas sin hacer

otra cosa que mirarle el culo a las muchachas que pasaban.

--Pues yo quisiera trabajar un tiempo en la Universidad, a ver si a mí me iban a clavar

los ojos así como te los clavan a ti. Fíjate que tú empezaste el otro día, como quien

dice, y ya ganas sesenta pesos más que yo. ¡Sesenta pesos! Y tienes casi veinte años

menos.

Una muchachita del edificio del fondo retozaba con varios varones, ella de pie y

ellos en un banco. Vestía un short apretadísimo que dejaba ver los cachetes de sus

nalgas, lo que hacía que los muchachos se alborotaran y que Mario se la comiera

con los ojos, bajo la mirada de reproche de su mujer.

--Ten cuidado, no vayas a convertirte en un viejo verde cuando te caigan unos

cuantos años más.

Los ómnibus y los camiones que pasaban hacían un ruido de torno. A veces, cuando

ellos veían algún programa en español en la tele y pasaba uno de esos vehículos

llenos de piezas de repuesto inventadas e incrustadas "a la cañona" en su carrocería

se quedaban en ascuas a no ser que se levantaran y corrieran a pegarse a la

bocina del televisor. Eso molestaba a Mario, por eso prefería los programas con

subtítulos, o sea, películas y seriales con letras en español. Sabía inglés, pero el ruido

no lo perdonaba.

--Dentro de poco tiempo este va a ser un país de sordos.

A las 12.42 por el reloj de Mario apareció la figurita de Aimée por la parada del

ómnibus, a menos de cuarenta metros del parque.

--Por ahí viene Aimée. Déjame ponerme en onda. Ya todo está hecho, así que a

prepararse para calmar el hambre.

--Para eso siempre estoy preparado -dijo Mario.

--Ya lo sé. Un día te vas a quedar en la mesa sin poder levantarte.

--Pues como decía mi primo Lalo: "me muero, pero muero lleno", que a veces es

mejor que vivir vacío. ¿Tú no crees?

(continuará)

Augusto Lázaro


@augustodelatorr


http://laenvolvencia.blogspot.com

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