La
primera reunión con la nueva Decana fue el detonador apretado en presencia
de
la casi totalidad de los profesores y los empleados de la nueva Facultad de
Ciencias
Sociales y Humanísticas de la Universidad. La expectación era
mayúscula:
apenas se oía la respiración de los presentes y la expulsión del humo de
los
cigarrillos de los fumadores. El nuevo (todo era nuevo) local del Decanato era
más
amplio y ventilado que el anterior, y con más aditamentos que facilitaban el
trabajo
a la secretaria que contaba incluso con una computadora para realizar su
trabajo.
Estaban reunidos los Departamentos de Literaturas, Lingüística, Idiomas,
Filosofía,
Historia e Historia del Arte. La nueva Decana era una señora muy elegante
y
circunspecta que generalmente hablaba poco y reía menos: la tan mencionada
doctora
Reyes. Después de una escueta información general sobre los cambios,
la
doctora Reyes se detuvo en los cambios del personal dirigente de cada
departamento.
Al llegar a Literatura, Marnia cruzó miradas con Ernesto y con Liliana:
ya
sabía, por boca de ellos mismos, que en lo adelante sus jefes serían otros. La
doctora
Reyes fue concreta: no explicó ni fundamentó ni detalló el porqué de los
cambios.
Sólo dijo:
--En
Literatura, la doctora Morell será la nueva Jefa del Departamento, quedando a
su
cargo el nombramiento de los nuevos jefes de colectivos que ella estime
convenientes.
Ni
siquiera preguntó si alguien tenía dudas o preguntas que formular. Pero la
explosión
tuvo
lugar cuando la circunspecta señora anunció el nombramiento de la nueva Vice-
decana,
ya que la doctora Morell pasaba a las funciones de Jefa del Departamento de
Literaturas,
y sólo atendería esa tarea.
--Y
ahora tengo el gusto de presentarles a la nueva Vice-decana de nuestra
Facultad:
la compañera Elvira Barrios.
Esta
vez se escucharon murmullos que enseguida fueron cortados por la imponente
mirada
de la doctora Reyes. Nadie dijo nada. Al dar por terminada la reunión, la
doctora
Reyes informó que más adelante se entregarían los parámetros del plan de
estudios
y también la metodología reformada que se había recibido de La Habana,
y
dando por concluida esa asamblea extraordinaria en la que casi sólo se escuchó
su
voz, la nueva Decana recogió sus papeles, los metió en su portafolios, y
agradeció
la nutrida asistencia.
--¡La
mundial! -Violeta sonrió con ironía, bajando la escalera del salón de reuniones
junto
a Marnia, Adita y María.
--Ahora
sí se acabó el chinchero -exclamó Neysa, que siempre tenía a mano alguna
cita
de sus muchísimos libros leídos, incorporándose al grupo.
--Las
invito a café -dijo María, registrando su monedero-, todavía me queda para
eso.
--Bueno,
bueno, le dijo la mula al freno -Adita sonrió, moviendo su cabeza de arriba
a
abajo. Marnia fue la última en hablar. Estaba seria, pensativa. Caminaba
automáticamente,
aunque escuchaba lo que sus compañeras decían en voz baja.
La
cafetería comenzaba a llenarse.
--Muchachitas
-dijo, sonriéndose de medio lado-, yo creo que con ésta la cosa es
distinta
y diferente... ¡ajústense los cinturones!
Augusto Lázaro
@augustodelatorr
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