Escribo
por costumbre, por hábito, por necesidad, por creer que todavía puedo hacer
algo
útil aunque esa utilidad no beneficie a nadie porque nadie va a enterarse de lo
que
escibo
ni lo va a leer en caso de que sea publicado. Pero el día que deje de escribir
ya no
estaré
en el mundo de los vivos, en este mundo tan maravilloso que según dicen los que
creen
creó el Creador. Debió dedicarse a otro oficio, porque en éste lo que le salió
fue
una
mierda. Pero en fin, que para mí escribir es algo así como comer y yo diría que
prefiero
dejar de comer a dejar de escribir. Y de leer, que es otro de mis pocos vicios
que
por
suerte son gratis. No me imagino qué sería de mí si escribir y leer hubiera que
pagarlos.
Y me dice Manuel que tengo suerte por eso, porque puedo hacer lo que me
gusta
más sin soltar una sola peseta, hombre, ya sé que quisieras tener muchas cosas
que
no
tienes y hacer muchas cosas que no haces, pero lo que más te gusta hacer, que
es
leer
y escribir, puedes hacerlo gratis, ¿ves que no estás tan de tirar a la basura
como
dices?
--Quiero
enseñarte algo que escribí. Pero prométeme que vas a ser sincera diciéndome
de
verdad lo que piensas de lo que voy a enseñarte.
--Está
de más que me pidas que sea sincera, porque contigo siempre lo he sido, y
quizás
demasiado.
--Pues
muy bien. Entonces toma.
--¿Qué
es?
--Un
artículo que envié a dos periódicos, pero ni un acuse de recibo.
--¿La
ley del embudo? ¡Ajá! Un buen título. A ver qué dice este artículo...
Los
islamistas se manifiestan en las calles contra Estados Unidos y contra
Occidente,
queman
banderas norteamericanas y de otros países, gritan "¡muerte a América!"
(¿a
toda
América?), "1guerra santa contra occidente!"," ¡Bush el peor
terrorista!", etc. Pueden
hacerlo.
No claman contra el gobierno de Estados Unidos ni contra quienes hacen las
guerras.
No. Claman contra América, contra Occidente, contra nuestros pueblos en
general,
porque somos "infieles" y no tenemos a Alá por Dios ni a Mahoma por
Profeta. En
cambio,
nosotros, los "occidentales", no podemos manifestar la más mínima
queja o
protesta
(mucho menos una crítica) contra el islam ni contra quienes claman contra
nosotros,
ni por supuesto quemar una bandera árabe en las calles o un muñeco que
simbolice
a algún dictador de esos países. ¡Nada! Ellos tienen ventaja: pueden hacer y
deshacer
a su antojo y aquí en el mundo libre y democrático tenemos que tragarnos lo
que
de verdad pensamos y sentimos, porque "no podemos ser como ellos".
¡Qué bonito!
--No me extraña que no te lo hayan publicado. Ese es un
tema tabú en este país. En pleno
siglo XXI todavía quedan temas tabúes de los cuales lo
mejor es no hablar.
--Ya me he dado cuenta, pero al paso en que vamos dentro
de poco sólo se va a poder
hablar de fútbol y de los famosos de la tele.
--Vamos, refréscate con un zumo de limón hecho en casa que
tengo ahí esperándote. Ya
verás cómo el zumo te calma. Volvemos a lo mismo: tú y yo
no podemos arreglar el
mundo.
--Ni tú ni yo ni César, Alejandro, Atila, Pericles,
Carlomagno, y la gran etcétera de grandes
personajes de la historia que en sus tiempos intentaron
arreglarlo a su manera.
Pues así está el país: no se puede hablar mal del islam
(tema tabú), aunque los islamistas
se pasan la vida hablando mal de nosotros, ni de los
homosexuales (te cae encima un
rosario de ONGs y una oposición política que los defiende
a ultranza, porque los
homosexuales aquí son sagrados), ni de las prostitutas
(porque son trabajadoras como
cualesquiera otras mujeres honradas, honestas y decentes),
ni de los monstruos sagrados
de las letras y el arte que campean, hagan lo que hagan (y
que no admiten críticas
porque son perfectos), ni de la izquierda (todavía muchos
consideran que están en la
época de la gauche divine), ni de la inmigración,
legal o ilegal o delictiva, que tanto
molesta a los ciudadanos, muchos de los cuales se callan
en público lo que piensan al
respecto, hipócritamente, aunque no los ayudan llevándose
a algunos a sus casas,
ni de la emputecida justicia que tampoco admite su
cuestionamiento en boca de los
magistrados que según vox populi muchos deberían
estar entre rejas, ni... en fin... que
habrá que ponerse en la boca un esparadrapo y como dice mi
amiga la limosnera de la
Covadonga, Nereida sin más: ver, oír y callar. ¡Quién lo
iba a decir! Porque si hablas “mal”
de alguno de estos temas, te buscas problemas en muchos
lugares y con muchas
instituciones y personas. Por eso estoy Jodido con
mayúscula: odio las dictaduras y no me
convence esta democracia manipulada para favorecer a los
que merecerían estar
totalmente desfavorecidos a nivel de Metro. ¿Me queda otra
opción que tirarme de
cabeza del puente de Segovia?
--Muy rico el limón, pero tú lo aventajas, porque además
de estar como él no tienes ese
saborcito ácido que te pilla la lengua.
--Nunca he conocido a nadie tan atrevido y engreído como
tú, y contradictoriamente
portador de calamidades a granel, al menos con la lengua.
¿Cómo carajo sabes el
saborcito que yo tengo o dejo de tener? ¡Habráse visto!
--O sea, que te has convencido por fin de que tienes que
soportarme.
--De lo que me he convencido es de... mira, mejor volvamos
al tema del artículo, que me
parece que los dos vamos a salir ganando.
Augusto Lázaro
@augustodelatorr
(continuará)
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