¿Qué
estás leyendo?, le pregunto a Nancy al entrar en su oficina y verla sonriéndose
con
un libro encima del buró donde aparenta que trabaja. ¡Genial!, esto está
genial,
el
relajo vigueta, me dice sin dejar de sonreírse, hasta que le quito el libro, en
cuya
portada
leo un título que me hace sonreír. Todos éramos unos cabrones. Pero ¿de
dónde
tú has sacado esto? Porque es un libro extranjero, ¿eh? Oye, mira que si te
cogen...
No me van a coger, no te preocupes, que yo no soy candidata a la Villa
Marista
como esas mujeres que llevan allí para interrogarlas y hasta les meten el
dedo
en el culo a ver si ocultan algo, y me quita el libro, cuando lo termine te lo
presto,
para que largues las tripas riéndote.
Pero Nancy, ¿de dónde lo sacaste?
Ah,
facilidades que tiene una. Un gallo amigo de mi hermana que lo trajo de la
madre
patria, imagínate, allá se publica todo esto a pesar de don Paco, pero oye
esto,
y hojea el libro buscando alguna página para leerla, oye qué personajes se
gasta
la novelita, oye, y casi sin respirar me zumba una retahíla de nombres de los
personajes
que el autor del libro metió entre sus páginas y que Nancy tiene en un
aparte,
relacionados con su propia letra (si la cogen no podrá negar que el libro
es
suyo): una puta en cuaresma, protagonista principal, dos putas mellizas, una
vieja
tortillera,
un negro maricón, cosa rara, ¿eh?, un mataperros, dos pelagatos, tres
chulos
sin trabajo por falta de mujeres de la vida como dicen, ¡ah!, esto no tiene
desperdicio,
mi amiga, cuatro mercachifles, una matrona arruinada y pellejuda,
cuatro
niñas del ambiente que no se deciden a meterse a putas, una de encargo,
dos
matasanos, dos sacamuelas, tres borrachos nocturnos, una gorda cleptómana,
ja
ja ja, si me dan dolores de barriga cada vez que leo algo del libro, un
chupatintas,
dos
picapleitos, varias chismosas de solar, algún donjuán de pacotilla que no
ejerce
por
vejez anticipada, policías que contactan con el ambiente, un juez sordo, dos
ladrones
de gallinas, el dueño de una valla de gallos, mujeres ociosas en las colas,
el
carnicero que es un salao, las tres Marías, Lola, la dueña del bayú de la
esquina,
la
hija de Lola que no se queda atrás, el querido de la hija de Lola, un viejo
chocho,
otro
chenene, saltimbanquis, merolicos, traficantes, un cura arrepentido de ser
cura,
ja,
un rascabucheador, un par de mirones con anteojos de azotea, los cuatro jinetes
del
Apocalipsis, los tres Villalobos, que ninguno era bobo, y los morrocoyos de la
basura:
un moro, un chino, un negro y un gallego, y algunos personajes que de vez
en
cuando aparecen en algunas páginas... jajaja, para mearse, mi amiga, de veras
que
sí, pero oye, Nancy, eso parece escrito por un cubano, ¿no?, ay, mija, sí,
es...
pero
en eso sentimos pasos y seguro que es el Económico, y en menos de dos
segundos
Nancy mete el libro en una gaveta del buró y se pone a revisar unos
papeles
con cara de agotamiento por exceso de trabajo, mientras yo me hago la
que
le pido algo en voz muy baja, y adivinamos, es el Económico que se asoma a la
puerta,
nos saluda, y sigue de largo, como es su costumbre, porque Salvador tiene
eso
de positivo, que es muy discreto y respeta la privacidad de sus empleados...
Me
topo con Salvador, lo saludo, y me largo por el pasillo que jode, casi
tropezando
con
Cándida, una gorda que siempre está de aquí para allá, y siempre detrás del
Económico,
de secretaria o de perrita faldera, pero en fin, que eso no es asunto mío.
A
la salida me llama la muy jodedora de Nancy y me pregunta, antes de ir a la
cafetería
a tomarnos una ilusión de café, que si por fin me eché al pico al casadito
de
la otra noche, ay, Nancy, qué tremenda eres, pues claro que no, todavía es muy
temprano,
Nancy afirma con la cabeza, pues haces muy bien, a los hombres hay
que
hacerlos sufrir, que se jodan, que se babeen, que después que los tengamos
bobitos
les damos un chance y ya están atrapados, mansitos como chivos capados.
El
café, los cigarros, el gentío, a esa hora a esperar un transporte es cosa de
mongos
¿y
tu amiga, la que estaba muy enferma?, me pregunta. ¿Mayra? Pues no sé nada,
no
sé ni dónde diablos está, pero sé que está muy jodida, y Nancy se pone seria ,
paga,
y salimos de la cafetería. La vida es muy cruel, mira los hijos de puta que
están
en
la mangadera, embolsillándose buenos sueldazos, viajando como gaviotas, con
el
dinero del Estado, con buenas casas, y algunos hasta con carros particulares,
óyeme,
que en Cuba para tener un carro hay que hablar con el espíritu del negro
Pirindingo
a ver si te echa una mano o si no ser un buen hijo de la grandísima o ser
Mandrake
el Mago, si no, paticas para qué las quiero. Nancy no sabe nada de mi
posible
salida del país, nadie lo sabe en la oficina, me hacen un expediente y adiós
trabajito
y sueldecito, que aunque sea una mierda es más que cero y con eso voy
tirando.
Milagro que el Económico no me ha investigado, porque aquí se investiga
hasta
el color de la mierda que cagas, que es el mismo más o menos en casi todos
los
seres humanos, igual que los dientes y el huevo de los ojos. Ah, estoy grosera
hasta
en mis pensamientos, pero en fin, que no se puede ser fino donde todos son
oye,
Tania, ¿y la escuela qué?, me dijiste que sacaste las pruebas, ¿eh? No tienes
problemas,
¿eh? Porque fue ahí donde conociste al hombrín, no vaya a ser cosa
que
por estar con él dejes las aulas. De eso nada, monada, ni por él ni por el
príncipe
de Gales, que no sé quién coño es pero lo oigo mencionar a cada rato, y
me
da por pensar en cómo ha cambiado mi vida desde que comencé a trabajar
y
a estudiar, que ya ni a la casa de Marina voy, no sé ni cómo andan, aunque la
Charito
me manda recaditos con Aleida, y Aurelia se ha cogido a Bertica de verdad
para
ella sola, hasta le cuesta trabajo llevármela los domingos, dice que yo estoy
agotada
y necesito descansar, y la niña criándose con la abuela como si no tuviera
madre,
y ni hablar de los ataques de asma que me tienen sirica, el médico con sus
mierdas,
pero nada, o sea, que mi vida ha mejorado, pero todavía me quedan
muchos
puntos negros que no sé cómo voy a superarlos, Tania, muchacha, óyeme,
despierta,
¿dónde estabas? La voz de Nancy me vuelve a la realidad de la calle,
a
lo mismo de todos los días, el dinero que casi no me alcanza, hay que buscarse
a
un
extranjero que maneje dólares para que le compre a una lo que una necesita o
desea,
pero la idea de meterme a puta no me cuadra, yo no nací para abrirle las
piernas
a cualquier papanatas por unos cuantos fulas, no señor, así que bueno,
Nancy,
nos vemos, y a caminar todo Garzón a ver si cuando llegue a la rotonda
todavía
sigo en pie, o tienen que cargar conmigo para el cuerpo de guardia
porque
me he desmayado y alguien que se apiada de mi estado me lleva a ver si
me
reaniman y me quitan el descuajaringamiento que tengo...
(continuará)
Augusto
Lázaro
www.facebook.com/augusto.delatorrecasas
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