domingo, 21 de febrero de 2016

ESA MUCHACHA TRISTE QUE SUEÑA CON LA NIEVE 57

¿Qué estás leyendo?, le pregunto a Nancy al entrar en su oficina y verla sonriéndose

con un libro encima del buró donde aparenta que trabaja. ¡Genial!, esto está genial,

el relajo vigueta, me dice sin dejar de sonreírse, hasta que le quito el libro, en cuya

portada leo un título que me hace sonreír. Todos éramos unos cabrones. Pero ¿de

dónde tú has sacado esto? Porque es un libro extranjero, ¿eh? Oye, mira que si te

cogen... No me van a coger, no te preocupes, que yo no soy candidata a la Villa

Marista como esas mujeres que llevan allí para interrogarlas y hasta les meten el

dedo en el culo a ver si ocultan algo, y me quita el libro, cuando lo termine te lo

presto, para que largues las tripas riéndote.  Pero Nancy, ¿de dónde lo sacaste?

Ah, facilidades que tiene una. Un gallo amigo de mi hermana que lo trajo de la

madre patria, imagínate, allá se publica todo esto a pesar de don Paco, pero oye

esto, y hojea el libro buscando alguna página para leerla, oye qué personajes se

gasta la novelita, oye, y casi sin respirar me zumba una retahíla de nombres de los

personajes que el autor del libro metió entre sus páginas y que Nancy tiene en un

aparte, relacionados con su propia letra (si la cogen no podrá negar que el libro

es suyo): una puta en cuaresma, protagonista principal, dos putas mellizas, una vieja

tortillera, un negro maricón, cosa rara, ¿eh?, un mataperros, dos pelagatos, tres

chulos sin trabajo por falta de mujeres de la vida como dicen, ¡ah!, esto no tiene

desperdicio, mi amiga, cuatro mercachifles, una matrona arruinada y pellejuda,

cuatro niñas del ambiente que no se deciden a meterse a putas, una de encargo,

dos matasanos, dos sacamuelas, tres borrachos nocturnos, una gorda cleptómana,

ja ja ja, si me dan dolores de barriga cada vez que leo algo del libro, un chupatintas,

dos picapleitos, varias chismosas de solar, algún donjuán de pacotilla que no ejerce

por vejez anticipada, policías que contactan con el ambiente, un juez sordo, dos

ladrones de gallinas, el dueño de una valla de gallos, mujeres ociosas en las colas,

el carnicero que es un salao, las tres Marías, Lola, la dueña del bayú de la esquina,

la hija de Lola que no se queda atrás, el querido de la hija de Lola, un viejo chocho,

otro chenene, saltimbanquis, merolicos, traficantes, un cura arrepentido de ser cura,

ja, un rascabucheador, un par de mirones con anteojos de azotea, los cuatro jinetes

del Apocalipsis, los tres Villalobos, que ninguno era bobo, y los morrocoyos de la

basura: un moro, un chino, un negro y un gallego, y algunos personajes que de vez

en cuando aparecen en algunas páginas... jajaja, para mearse, mi amiga, de veras

que sí, pero oye, Nancy, eso parece escrito por un cubano, ¿no?, ay, mija, sí, es...

pero en eso sentimos pasos y seguro que es el Económico, y en menos de dos

segundos Nancy mete el libro en una gaveta del buró y se pone a revisar unos

papeles con cara de agotamiento por exceso de trabajo, mientras yo me hago la

que le pido algo en voz muy baja, y adivinamos, es el Económico que se asoma a la

puerta, nos saluda, y sigue de largo, como es su costumbre, porque Salvador tiene

eso de positivo, que es muy discreto y respeta la privacidad de sus empleados...

Me topo con Salvador, lo saludo, y me largo por el pasillo que jode, casi tropezando

con Cándida, una gorda que siempre está de aquí para allá, y siempre detrás del

Económico, de secretaria o de perrita faldera, pero en fin, que eso no es asunto mío.

A la salida me llama la muy jodedora de Nancy y me pregunta, antes de ir a la

cafetería a tomarnos una ilusión de café, que si por fin me eché al pico al casadito

de la otra noche, ay, Nancy, qué tremenda eres, pues claro que no, todavía es muy

temprano, Nancy afirma con la cabeza, pues haces muy bien, a los hombres hay

que hacerlos sufrir, que se jodan, que se babeen, que después que los tengamos

bobitos les damos un chance y ya están atrapados, mansitos como chivos capados.

El café, los cigarros, el gentío, a esa hora a esperar un transporte es cosa de mongos

¿y tu amiga, la que estaba muy enferma?, me pregunta. ¿Mayra? Pues no sé nada,

no sé ni dónde diablos está, pero sé que está muy jodida, y Nancy se pone seria ,

paga, y salimos de la cafetería. La vida es muy cruel, mira los hijos de puta que están

en la mangadera, embolsillándose buenos sueldazos, viajando como gaviotas, con

el dinero del Estado, con buenas casas, y algunos hasta con carros particulares,

óyeme, que en Cuba para tener un carro hay que hablar con el espíritu del negro

Pirindingo a ver si te echa una mano o si no ser un buen hijo de la grandísima o ser

Mandrake el Mago, si no, paticas para qué las quiero. Nancy no sabe nada de mi

posible salida del país, nadie lo sabe en la oficina, me hacen un expediente y adiós

trabajito y sueldecito, que aunque sea una mierda es más que cero y con eso voy

tirando. Milagro que el Económico no me ha investigado, porque aquí se investiga

hasta el color de la mierda que cagas, que es el mismo más o menos en casi todos

los seres humanos, igual que los dientes y el huevo de los ojos. Ah, estoy grosera

hasta en mis pensamientos, pero en fin, que no se puede ser fino donde todos son

oye, Tania, ¿y la escuela qué?, me dijiste que sacaste las pruebas, ¿eh? No tienes

problemas, ¿eh? Porque fue ahí donde conociste al hombrín, no vaya a ser cosa

que por estar con él dejes las aulas. De eso nada, monada, ni por él ni por el

príncipe de Gales, que no sé quién coño es pero lo oigo mencionar a cada rato, y

me da por pensar en cómo ha cambiado mi vida desde que comencé a trabajar

y a estudiar, que ya ni a la casa de Marina voy, no sé ni cómo andan, aunque la

Charito me manda recaditos con Aleida, y Aurelia se ha cogido a Bertica de verdad

para ella sola, hasta le cuesta trabajo llevármela los domingos, dice que yo estoy

agotada y necesito descansar, y la niña criándose con la abuela como si no tuviera

madre, y ni hablar de los ataques de asma que me tienen sirica, el médico con sus

mierdas, pero nada, o sea, que mi vida ha mejorado, pero todavía me quedan

muchos puntos negros que no sé cómo voy a superarlos, Tania, muchacha, óyeme,

despierta, ¿dónde estabas? La voz de Nancy me vuelve a la realidad de la calle,

a lo mismo de todos los días, el dinero que casi no me alcanza, hay que buscarse a

un extranjero que maneje dólares para que le compre a una lo que una necesita o

desea, pero la idea de meterme a puta no me cuadra, yo no nací para abrirle las

piernas a cualquier papanatas por unos cuantos fulas, no señor, así que bueno,

Nancy, nos vemos, y a caminar todo Garzón a ver si cuando llegue a la rotonda

todavía sigo en pie, o tienen que cargar conmigo para el cuerpo de guardia

porque me he desmayado y alguien que se apiada de mi estado me lleva a ver si

me reaniman y me quitan el descuajaringamiento que tengo...

(continuará)

Augusto Lázaro


www.facebook.com/augusto.delatorrecasas

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