Todavía
no hace tres meses de que se fueron mis padres cuando se aparecen mis
primas.
Pero no vienen solas: traen a una anciana en una silla de ruedas que me
presentan
como la tía Emilia. Me quedo en la puerta sin saber qué hacer, pero mis
primas
entran sin esperar que las invite a pasar, y arrastran la silla con la anciana.
Entonces
me entero: tu mamá nos escribió y nos dijo que la tía Emilia podía venir
aquí
a vivir contigo y con la niña para acompañarlas. Acompañarme la llamada tía
con
su silla de ruedas y con un bulto enorme que una de mis primas tira en el sofá.
Porque
dice mi mamá, según ellas, que así no estaré tan sola, y que las dos nos
sentiremos
mucho mejor, y etcétera. Leo la carta y es verdad que mi mamá les
escribió
todo eso, como siempre, sin consultar conmigo. Cuántas estupideces se le
ocurren
a mi mamá. En la carta dice que yo podría cuidar y atender a la tía Emilia
y
así
estaría más entretenida y ocupada, hasta que pudiera irme a reunir con ellos.
Habráse
visto. Como si yo estuviera aquí echándome fresco en el papo. Y claro, las
simpáticas
primas enseguida trajeron a esta vieja, no faltaba más. Se sacudieron el
muerto
y me lo encajaron a mí, a la hija del pollero. Por la facha que tienen se ve
que
son un par de pelandrujas que nada más que están a la espera para joder a los
demás
y salir ellas beneficiadas, como ya hicieron cuando mi mamá se fue, pues ya
sabes,
Tania, enseguida que recibimos el encargo de tu mamá decidimos traer a tía
Emi.
Si me dan ganas de descuartizarlas a las dos, y que Dios me perdone. Por fin se
van
y yo tiro la puerta con toda mi fuerza. Y resulta que ahora, como si yo tuviera
poco,
tengo que bañar a la vieja, vestirla, darle la comida, acostarla, lavarle sus
trapos
asquerosos, todos los días y a todas horas, porque esta vieja no es un pastel
de
manzana. Eso es el frío que ha vuelto tururata a mi mamá, porque no me explico.
Y
el asco que me da esta vieja, que parece que está muerta y momificada, en su
silla
de ruedas, rígida, consumida, muerta. Vieja pelleja. Se le ven los huesos por
encima
de la poca carne que le queda. Carne no, pellejos, porque eso es lo que
tiene,
pellejos. Con sus ojitos de pájaro pendientes de todos mis movimientos, ah,
moviendo
la mandíbula constantemente, y los brazos, y la lengua, sobre todo la
lengua,
coño, que eso no se le ha encogido, y la usa conmigo para ordenar, pelear,
gritar,
protestar, quejándose por cualquier bobería, pero lo peor, diciéndome cuanta
barbaridad
se le ocurre, venga o no venga al caso. Yo creo que eso lo hace por el
solo
placer de hablar porque no puede estar callada, parece que le pica la lengua.
Y
Bertica por el otro lado, con sus chillidos cuando tiene hambre. Las dos
chillando.
De
ésta me ingresan. Pues no me voy a callar, no señor, no me voy a callar,
chiquilla
de
mierda, eres una degenerada, sí, eso es lo que eres, a mí no me engañas, eso,
una
degenerada, ya me lo habían dicho y yo me resistía a creerlo, pero ahora me
doy
cuenta de que lo que me dijeron se queda corto, degenerada, ahora ya te voy
conociendo,
mascarita, te voy conociendo muy bien, no me puedes engañar, no,
ni
lo sueñes que me vas a engañar como a tu pobre madre, y óyeme una cosa,
chiquilla
de mierda, se lo voy a mandar a decir a tu madre, y a tu padre también,
a
los dos, que abusas conmigo porque soy una pobre anciana inválida y no puedo
defenderme,
ah, sí, ya lo creo que sí, so abusadora, so puñetera, pero ten cuidado,
eh,
ten mucho cuidado, no te equivoques conmigo, porque así mismo, inválida y
todo
como me estás viendo, todavía tengo fuerzas para darte un bastonazo y
romperte
esa cabeza que tienes repleta de mierda, so atrevida, y tener que estar
aquí
aguantándote las veinticuatro horas del día, mira que se lo dije bien claro a
las
muchachitas, mira que se lo dije, no me lleven para la casa de esa vejiga loca,
porque
ellas se pasan la vida hablando de ti, y lo que dicen es de anjá, y ahora ya
sé
que lo que dicen es verdad, se lo dije, no me lleven, pero ellas insistieron en
que
tú
estabas muy sola y que me tratarías bien, y ya veo que no se puede confiar ni
en
los
santos apóstoles, ya lo veo, sí, pero si sigues molestándome te voy a dar un
bastonazo
que te voy a dejar lisiada, cabrona, de verdad que te lo voy a dar, y
duro,
bien duro, para que largues el pellejo y te acuerdes de mi todos los años que
te
quedan por vivir, que ojalá no sean muchos, so mierda, así que déjame así,
déjame
tranquila y hazme caso, y mira a ver lo que tú haces conmigo, mira a ver
cómo
te portas, cabrona, bandida, mosquita muerta, que tú a mí no me engañas,
tú
no tienes ni un pelo de inocente como cree tu madre, mosquita muerta, cabrona,
ni
uno solo, fresca, atrevida, poca lacha, qué te habrás creído, poca lacha, eso
es
lo
que tú eres, y no me mires así, que no me vas a impresionar ni me vas a meter
miedo,
so putica, que se lo diste al primero que te hizo jiii, so putica, te empezó a
picar
temprano, eh, por eso te pasó lo que te pasó, porque no te pudiste contener,
si
no me canso de decírtelo, eres una degenerada, una degenerada, una degen...
¡YAAAAAAAAAA!,
y no puedo más y exploto, me pongo a dar gritos yo también y mi
casa
se vuelve un infierno. Qué deseos de matar a esta vieja. De matarla, sí, de
colgarla
en el patio, de pegarle candela y quedarme mirándola, gozando con el
espectáculo
de la maldita vieja desintegrándose, desapareciendo de mi vista para
siempre,
y cuando el fuego se apague lo único que quede de ella sean unos huesos
calcinados,
achicharrados, desprendiéndose del alambre de la tendedera,
cayendo
en la hierba... Pero no hice nada de eso, no señor, enseguida me puse
muy
nerviosa pensando lo que se me había ocurrido y lo único que me dio por
hacer
fue irme hasta mi cuarto, comprobar que Bertica jugaba con las muñequitas
que
le trajo Aurelia sin darse por enterada de la algarabía, y ponerme entonces a
llorar,
y taparme los oídos para no seguir oyendo una sola palabra de las palabras
asquerosas
que seguía gritándome la vieja, la maldita vieja, la hija de puta de la tía
Emilia,
desde la sala de mi casa...
(continuará)
Augusto Lázaro
@augustodelatorr
http://laenvolvencia.blogspot.com