domingo, 17 de noviembre de 2013

PERO... ¿ES QUE EL MAYORDOMO NO ES EL ASESINO? 4


Escena 2

(La misma sala, ahora iluminada totalmente con diez y siete bombillas de luz fluorescente. En una butaca, de traje completo, circunspecto, honorable, el Inspector. Parados como dos velas de cumpleaños, dos agentes de la policía. Cuando se ilumina la escena, los personajes aparentan no darse cuenta de que la acción ha comenzado. Se asoma el Jefe de Escena  y les hace señas, entonces los tres entran en acción)

INSPECTOR: ¡Ejem! (Pausa) Bien, señores, creo que ya podemos llegar a la conclusión de que el señor Azhom Brone, mayordomo titular de esta mansión, fue ultimado en horas de la madrugada de hoy, en esta misma sala, con un instrumento pérforo-cortante.

AGENTE 1: Mi querido Inspector, acaba usted de hacer la deducción más brillante que se ha hecho en este caso.

AGENTE 2: Lo que no nos extraña, por supuesto, tratándose de que es usted el señor inspector y nosotros sólo dos bobalicones.

AGENTE 1: ¿Así que le metieron una puñalada al mayordomo?

INSPECTOR: ¡Silencio! ¡Ejem! (Pausa) Déjense de especulaciones prejuiciosas y apriorísticas y limítense a su trabajo. (Al Agente 1) Usted, comience a pasar a esas personas que van a ser interrogadas. (Se levanta, extrae una pipa, la enciende. El Agente 1 sale. El Inspector fuma. El reloj camina. El Agente 2 registra sin parar. Regresa el Agente 1 con un muchachón de unos veinte años, muy mal vividos al parecer)

AGENTE 1: Jefe, este es el primero.

INSPECTOR: (Al joven) Siéntese. (El muchacho se sienta lentamente) Su nombre, señorito.

BOBBY: ¿Mi nombre? (Mira al Agente 1, después al Inspector) ¿Mi nombre dice usted?

INSPECTOR: Sí señor, eso he dicho: su nombre. (Fuma)

BOBBY: ¿Mi nombre...? (Mira a todo el mundo mirable) Y... ¿para qué quiere usted saber mi nombre, señor?

INSPECTOR: ¿Usted es idiota o cacatúa inca? (Fuma) Vamos, acabe de decirme su nombre y déjese de memeces.

BOBBY: Pero, señor... (Pausa) Es que me extraña tanto que alguien se interese por mi nombre... (Mira a los agentes) A mí nadie me pregunta nunca por mi nombre... (Se ríe)

INSPECTOR: (Se levanta, agarra a Bobby por los hombros y lo sacude un poco) Mire, imberbe, si cree que va a tomarme el pelo, sepa que soy calvo. (Se quita el sombrero que obviamente llevaba. Se lo pone otra vez) ¡Vamos, zoquete! ¡Está bueno ya de atracarse de cascaritas de chayote! (Lo sacude más fuerte) O me dice su nombre o lo mando al calabozo de cabeza.

BOBBY: (Se engurruña y se aterroriza) Pero, señor... señor... se...

AGENTE 1: (A Bobby) ¿No se da cuenta, alcornoque, de que está usted hablando con el excelentísimo señor Inspector de la Real Policía de Su Majestad?

BOBBY: ¡Ay, mamacita! (Se acurruca) Señor Inspector, por lo que más quiera usted, no me mande al calabozo... (Se estremece) No me mande al calabozo, que allí hace mucho frío, y a mí el frío me hace mucho daño... (Llora teatralmente, por eso nadie cree que esté llorando)

INSPECTOR: (Lo suelta) Está bien, hombre, está bien. (Fuma) No lo voy a mandar al calabozo, está bien. Pero hable. Vamos, dígame cuál es su nombre de una vez.

BOBBY: ¿Mi nombre dice usted? (Mira al Agente 1 y se ríe)

INSPECTOR: (Pierde la tabla) ¿Será posible? (Al Agente 1, gritando) ¡Llévese de aquí al papanatas este! (Fuma) ¡Lléveselo! (Más alto) ¡AHORA!

AGENTE 1: (Agarra a Bobby, fuerte) ¡Vamos, babieca! (Trata de llevárselo)

BOBBY: (Suplicando) Por favor, que me rompe la camisa, que es del Rastro.

AGENTE 1: (Grita) ¡Siooooo! (Hala a Bobby por una oreja y lo saca, mientras del público gritan)

PUBLICO: ¡Fuera!... ¡Atorrante!... ¡Mongólico!... (El Inspector se sienta y agradece gestualmente la solidaridad del público. Se seca el sudor con una servilleta Pretty Quick. Regresa el Agente 1. El 2 continúa registrando)

AGENTE 1: Jefe, ¿por qué despidió al comemierdita ese?

INSPECTOR: ¿No se da cuenta, cretino, de que ese infeliz no es capaz de matar ni a una cucaracha voladora? (Se arregla la chaqueta, guarda la servilleta, cruza las piernas, fuma, etc.) ¡Ejem! (Lanza al público una mirada de indiferencia que dura diez segundos) Prosigamos con la investigación. Haga pasar al siguiente detenido. (El Agente 1 sale rápido. Al cabo, entra con un anciano de unos 89 años. Lo ayuda a sentarse frente al inspector) A ver si ahora tenemos mejor suerte. (Al anciano) Señor mío, ¿cuál es su gracia?

SEÑOR VEQUIO: (Se pone una mano en una oreja) ¿Cómo dice?

INSPECTOR: ¡Oh, no! (Transición esperada) No me va a decir que usted es sordo.

SEÑOR VEQUIO: (Se aproxima al inspector con la mano en la oreja) ¿Cómo dice?

INSPECTOR: (Mira al techado, a las falsas paredes incluyendo la cuarta, al piso de tablas, a los reflectores, a los telares, al público, y por último al anciano) ¡Pero bueno! (Grita) ¿Que cómo demonios se llama usted?

SEÑOR VEQUIO: (Mira al Agente 1 como diciéndole que no entiende ni cojones) ¿Cómo dice?

INSPECTOR: (Fuera de sí) ¡Saquen a este viejo de aquí! ¡Recoño! (El Agente 1 comienza a ejecutar la orden. Se le une el 2 y ambos cogen al señor Vequio, que ni cuenta se da de la rapidez con que es retirado del proscenio. Entra el Narrador y se queda en un extremo, riéndose. Los demás personajes en foto fija)

NARRADOR: (Al público) ¿Ustedes creían que habían salido de mí? (Risita sardónica) Pues se jodieron, porque aquí estoy otra vez. (Pausa) ¿Qué les parece el Inspector, eh? (Ríe) El tipo tiene malas pulgas. Vamos a ver cómo reacciona cuando le traigan a... pero no, no les voy a decir nada, qué carajo, yo no soy presentador de películas en televisión y ustedes pagaron sus entradas para que no les dijeran ni hostias. (Ríe. Saliendo) ¿Hasta ahorita? (Vuelve el movimiento)

INSPECTOR: (Se rasca) Vamos a ver a quién carajos me traen ahora. (Entra el Agente 1 y se cuadra frente al Inspector) ¿Dónde diablos está el otro agente?

AGENTE 1: Registrando los camerinos, jefe. (Pausa) Jefe, usted perdone, pero... yo no entiendo muy bien qué es lo que está pasando aquí. Yo...

INSPECTOR: (Alto) ¡A callar! ¡Ejem! (Pausa) Aquí el que tiene que entender soy yo. Tráigame al próximo, que si no me dice su nombre lo estrangulo aquí mismo. (Gruñe) ¡Ejem! (El Agente 1 sale. El Inspector da unos pasos y suspira. Se sienta. Entra el Agente 1 con una señora algo encopetada, algo gordona, y algo de eso que ustedes están pensando)

SEÑORA DOTTA: Buenos días. (Mira a todas partes, huele, sonríe) ¡Hum! (Al Inspector) Por favor, le ruego encarecidamente que termine conmigo cuanto antes, porque como usted seguramente habrá de suponer, soy una persona que tiene muchos compromisos y muchas relaciones y muchos deberes y muchas obligaciones sociales que cumplir y atender, y usted comprenderá, desde luego, que me resulta muy poco factible en modo alguno dilapidar mi preciosísimo tiempo discutiendo simplezas y banalidades acerca de fruslerías baladíes en torno a un acontecimiento que si bien es cierto que resulta doloroso y hasta cierto punto patético, por tratarse de un homicidio a sangre fría como la novela sin ficción de ese atorrante de Truman Capote, que me imagino que usted habrá leído, no lo es menos también que resulta totalmente ajeno a mis actividades y tareas... (Respira por fin) Además, sepa usted, si es que no lo sabe, que yo tengo excelentes relaciones con la Secretaría de... (La voz de la señora Dotta baja a fondo mientras se asoma y habla el Narrador)

NARRADOR: (Al público, mientras la señora Dotta sigue hablando y gesticulando, pero su voz llega en forma de cinta a gran velocidad) Es increíble la paciencia de cangrejo moro que le ha regalado el Inspector a esta señora que... (Mira a la señora Dotta) que está algo encopetada, algo gordona, y algo de eso que ustedes están pensando... (Mueca) ¡Dios la perdone! (La escena se mantiene en la mímica de cinta súper rápida y el Inspector paralizado, pero en calma. Ahora vuelve a la situación anterior)

SEÑORA DOTTA: ...y por tal esclarecimiento esclarecedor, supongo que usted se hará cargo de que yo... (Se ahoga)

INSPECTOR: (Le indica a la señora Dotta que se tome un respiro y que se ponga cómoda) ¡Por favor! (Ella lo hace y agradece. El Inspector aprovecha el ahogo para hablar) ¿Así que usted tiene muchos compromisos y muchas relaciones y muchos deberes y muchas obligaciones que cumplir y atender?

SEÑORA DOTTA: ¡Exacto!

INSPECTOR: Muy bien. (Sonríe) Muy bien, muy bien. (Fuma) Pero que muy requetebién. (La señora Dotta sonríe complacida. Al Agente 1) ¿Ha oído usted, agente? (El agente mueve la cabeza y se sonríe) Y después dicen que ya en Londres no quedan personas distinguidas, decentes y educadas...

SEÑORA DOTTA: (Suspira agradecida y mira a la platea) Muchísimas gracias, señor Inspector. Muchísimas gracias. (Pestañea de forma intermitente) No podía esperar otra cosa de tan distinguido oficial del orden y de la autoridad del...

INSPECTOR: (La interrumpe bruscamente) Señora, a ver si nos dejamos de masticar astillas de pino ruso y me dice usted cómo rayos se llama. (La señora Dotta cae súbitamente en un estado de asombro y de éste pasa ídem al de cólera)

SEÑORA DOTTA: (Va a decir algo, pero la emoción se lo impide)

INSPECTOR: ¿Cuál es su nombre, señora? Vamos, cante de una vez.

SEÑORA DOTTA: (Estupefacta) ¿Así que además de su falta de respeto, de su desmedida insolencia, de su clásica ironía, tengo que soportar la humillación de su aparente desconocimiento de mi personalidad notoria y pública? (El Inspector va a hablar, pero la señora Dotta se lo impide) ¿Así que usted no sabe quién soy yo? (Suspira) ¿De qué país es usted, ignorante? (Llora) ¡No conocerme a mí! ¡A MI!... (Mira con desprecio al inspector) A mí, que gozo de un abolengo de primera categoría que me viene desde mis tatarabuelos, y de una alcurnia clase A que se prolongará seguramente hasta mis tataranietos... (Carraspea) ¡Dios lo perdone! (Se persigna y toma pose de actriz de figuración)

INSPECTOR: Mire, señora, deje esas verracadas para el grupo de teatro experimental. Su nombre y a otra cosa. (Levanta la voz) ¡Arriba!

SEÑORA DOTTA: (Tose) ¡Ooohh! (Sufre)  ¡Ooooohhh! (Se bestializa)  ¡Aaaaajjj!

INSPECTOR: (Ajeno al peligro, al Agente 2, que acaba de entrar) Usted, haga el favor de mandar a esta... señora...  a la comisaría. Y que la retengan allí hasta mi regreso. (A la señora) Abur, señora. (Al Agente 1) El próximo, rápido.

SEÑORA DOTTA: (Al mismo tiempo que las últimas palabras del Ispector) Pero... ¿qué dice, bellaco? ¡Ahora verá! (Se levanta, si es que estaba sentada todavía, olvida sufrimiento, carraspeo, suspiro y llanto, entra de lleno en un ataque de ferecía delirante, y la emprende a carterazos limpios, primero contra los dos agentes, que hacen vanos intentos por evitar los golpes, y después contra el inspector. Música aquí del fragmento más conocido de Caballería ligera. El Inspector, atónito y golpeado, estornuda, abre la boca, se pellizca para saber si está soñando, el muy vaina, no encuentra la pipa, y comienza a dar gritos estentóreos)

INSPECTOR: ¡Sáquenla de aquí!... ¡Sáquenla de aquí!... ¡SAQUENLA DE AQUIIIII! (Ambos agentes hacen esfuerzos sobrehumanos para ejecutar la orden)

SEÑORA DOTTA: Ya tendrá usted noticias mías, miserable polizonte. (Los agentes logran al fin apartar a la señora) Ya las tendrá, energúmeno. (Van saliendo. Todavía la señora, tras desaparecer, asoma la cabeza y grita) ¡Antropófago! (Sale definitivamente)

INSPECTOR: (Se desploma en la butaca) ¡Oooooh! (Se toca la cabeza) ¡Aaaaayyy! (Regresa el Agente 1)

AGENTE 1: Perdone, jefe, pero tiene usted una cara de perro huevero que da grima.

INSPECTOR: (Alto) ¡A callar! (Pausa) Por Dios, tráigame una pastilla, pronto. (Se rasca la cabeza y otros lugares golpeados) ¡Qué barbaridad! (El Agente 1 se le queda mirando) Pero ¿qué hace usted ahí parado, sesohueco? Acabe de traerme la condenada pastilla de una vez. ¡Ejem! (El Agente 1 sale. Música ligera para entretener al público) ¡Ay, mi cabeza! ¡Pero qué barbaridad! (Regresa el Agente 1 con una pastilla y un vaso de agua hervida)

AGENTE 1: Aquí está, jefe. Y sin receta.

INSPECTOR: (Toma pastilla y vaso) Gracias. (Se toma la pastilla y lanza un buche de agua en el escenario) ¡Ajjj! (Molesto) Pero ¿qué es esta porquería?

AGENTE 1: Jefe, es que... estoy perplejo, jefe.

INSPECTOR: ¡Silencio! (Gestos de resignación) ¡Qué barbaridad!

AGENTE 1: ¿Le paso al próximo, jefe?

INSPECTOR: Espere. (Pausa. Piensa) Espere... hay que estar preparados para las sorpresas que puedan presentarse. Esta vez tomaré mis precauciones. (Se levanta y sale. El Agente 1 se mantiene firme. Aparece el Narrador colgado de una soga, bajando, desde lo alto del escenario)

NARRADOR: (Al público) La verdad es que este Manolito no da más. Mira que bajarme ahora que todavía no es cuando tengo que entrar en acción, como está escrito en el guion. (Baja muy lentamente) ¡Me cago en la que canta y no pone! (Baja) Ustedes perdonen, ya se me cae la cara de la vergüenza que siento ante tantas erratas. (Se tapa la cara) ¡Por mi santa madre se los juro que se me cae!, por eso me la estoy sujetando, ¿ven? (A dos metros del suelo sueltan la soga y el golpe se escucha hasta en la última fila. El Agente 1 lo descubre y corre hacia él)

AGENTE 1: ¡Oiga! ¿Quién es usted?

NARRADOR: (Incorporándose, sacudiéndose el polvo, dolido de las posaderas) ¿Cómo que quién soy yo verracoide? ¿Usted no me conoce?

AGENTE 1: Yo no estoy aquí para conocer a nadie, señor mío. Así que identifíquese.

NARRADOR: Yo soy el Narrador de esta obra, zopenco. (El Agente 1 se incomoda y extrae su pistola)

AGENTE 1: ¿Así que falticas de respeto, eh? (Le apunta con el arma) Yo te voy a dar a ti narración de la obra, badulaque... ¡Arriba las manos!

NARRADOR: Pero, oiga, estoy hablando en serio. ¿Qué diablos le pasa?

AGENTE 1: (Lo toma por un brazo) Vamos, déjese de boberías, o le doy un culatazo que lo pongo ahí a dormir la mona. (El Narrador, muy sorprendido, como el público, pero convencido de que con tamaño ejemplar de zoquete toda discusión es inútil, se zafa de las manos del agente y salta al lunetario, refugiándose entre el público) ¡Oiga! (El Agente 1 va a saltar tras él, pero en ese momento se asoma el Jefe de Escena y le hace señas, llamándolo)

JEFE DE ESCENA: ¡Psssss! ¡Oye! ¿Dónde tú vas?

AGENTE 1: (Se para en seco, gesticula) Míralo allí. Allí mismo, mira. (Señala)

JEFE DE ESCENA: Deja eso y ponte a esperar al Inspector, que está al salir. No quiero más jodederas en esta obra, coño. (Desaparece. El Agente 1 vacila, pero cumple la orden, rezongando y apuntando con su dedo índice al Narrador, sentado en una luneta entre el público. El Jefe de Escena se asoma) Y no jeringues más, porque te saco del reparto. (Desaparece definitivamente, por ahora. El Agente 1 sigue señalando al Narrador y amenazándolo)

NARRADOR: (A los del público) ¡Oiganme! Que ya aquí uno no está seguro ni en una obra de teatro. (Se acomoda y se queda como público. Entra el inspector, equipado con una porra rupestre, una linterna de mano, dos pipas de repuesto, una pistola moderna de repetición, un casco de motociclista, y alguna que otra bobería)

INSPECTOR: (Al Agente 1) ¡Oiga! ¿Qué hace usted ahí, mirando al público?

AGENTE 1: (Se vuelve, guarda el arma, se cuadra, firme) ¡Jefe! (Lo mira de arriba a abajo) Pero... ¿qué es todo eso, jefe?

INSPECTOR: ¿No se da cuenta, imbécil? Con esta gente no se puede estar leyendo cuentos para abuelas enfermas. Al próximo que se ponga a hacerse el chivo loco, le meto un porrazo que lo pongo a ver el planetario gratis. (Pausa. Se apertrecha en la butaca) ¿Qué buscaba usted allí? (Señala)

AGENTE 1: Un tipo que salió de no sé dónde, jefe, que me dijo que era el... el... el que sé yo de esta obra...

INSPECTOR: Ya, ya. Deje sus imaginerías para el teatro. (Pausa) Vamos, haga pasar al próximo. (El Agente 1, después de husmear otra vez entre el público, sale. El Inspector enciende su pipa con mucha ceremonia. Regresa el Agente 1)

AGENTE 1: Jefe, el próximo no es un próximo.

INSPECTOR: ¿Qué dice, hombre?

AGENTE 1: Que el próximo no es un próximo, es una próxima. Mire. (Señala la puerta por donde entra una joven despampanante, vestida con una cantidad ridícula de tela, con mirada sicodélica, andar de pato uyuyo, etc. Con esta "aparición" el público debe reanimarse. El Inspector, sorprendido en sus preparativos bélicos, cambia de color como un camaleón en momento de peligro, esconde pistola, pipas, linterna y porra, y clava sus ojillos de sinvergüenzón en la joven, sonriéndole)

INSPECTOR: ¡Ejem!... Buenas tardes... es decir, buenas noches... quiero decir, buenos días, miss... (La joven se inclina y sonríe) Hágame el favor... (Le señala la butaca) Siéntese, miss... (La joven agradece) ¡Ejem!

MISS MODOSSA: Gracias. Es usted muy amable. Muchas gracias. (Sonríe) Usted dirá señor Inspector. (Se sienta. Cruza las piernas y muestra al público sus "cualidades" como actriz) Con permiso.

INSPECTOR: (Se desploma en la butaca, atontado, mirando a la joven) ¡Ejem! (Trata de deshacerse de sus adminículos con ayuda del Agente 1. Miss Modossa disimula, vuelve a cruzar las piernas, etc.) ¡Ejem! (El Narrador, desde el público, le grita al Inspector: "está bueno ya de ejems, viejo, cambia la onda) ¡Ejem! (El Inspector amenaza al Narrador, pero vuelve a miss Modossa, todo sonrisa) ¡Ejem! Pues verá usted, miss... (Miss Modossa hace una reverencia)  Resulta que... (Mira al Agente 1 como pidiéndole ayuda)

AGENTE 1: Sí, resulta que... (Miss Modossa se impacienta, pero sigue cruzando las
piernas y moviéndose en la butaca como si le estuvieran haciendo cosquillas)

INSPECTOR: ¡Ejem!... Pues verá usted, miss... miss... miss...

MISS MODOSSA: Sí, señor Inspector.

NARRADOR: (Desde el público, alto) Acaba de decirle tu nombre, mijita. ¡Por Dios!

MISS MODOSSA: (Cayendo, con el Narrador, sonriente) ¡Ah! Es eso. (Al Inspector) Me llamo Miss Modossa, señor Inspector. (Le tiende la manito)

INSPECTOR: (Le besa la manito, emocionado) Mucho gusto. (Transición emocional) Pues verá usted, Miss Modossa... resulta que... la hemos molestado porque...

MISS MODOSSA: (no sabe cómo acomodarse) Sí, señor Inspector.

INSPECTOR: ¡Ejem! (Transición respiratoria) Pues sí, Miss Modossa, la hemos molestado porque... no sé si usted sabrá que en esta misma sala, hace apenas unas horas, el señor Azhom Brone, mayordomo titular de esta mansión, ha sido asesinado, y...

MISS MODOSSA: (Con voz de tiple) ¡Aaaaayyyyy! (Se horroriza) ¡Un crimen! (Se mueve toda, descontrolada) ¡Aaaaayyyyy! (Se levanta, da unos pasos, se descompone, vacila, se toca la cabeza) ¡Nooooo! ¡Dios mío! ¡Un asesinato! (Se despeina, se turba, se sacude, se escandaliza, se anonada) ¡Qué horror, qué espanto! (Se tambalea y cae en los brazos del inspector)

INSPECTOR: (Al Agente 1) Pero... ¿usted es idiota o tocororo cubano? (El Agente 1 se mueve y ayuda. Cargan a la muchacha y la colocan en un butacón. Se miran, como si fuesen dos camellos en medio del Gobi) ¿Será posible? (Apagón relámpago) ¡Cojones! (A oscuras, desde el público, habla el Narrador)

NARRADOR: Señores, esto no aparece en el texto de la obra, que yo leí de rabo a cabo. Yo creo que a esa actriz le ha sucedido algo. (Alto, se vuelve) ¿Hay algún médico en la sala? ¡Por favor!

Augusto Lázaro


@augustodelatorr


(continuará)

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